Madrid. La típica corrida de figuras / por Pla Ventura

"...Seguimos esperando la auténtica emoción que produce el toro encastado y de gran vibración pero, si de figuras hablamos, eso ya es mucho pedir. Esperemos los hierros que quedan por lidiar con autenticidad constatada y confiemos que por ahí llegará la emoción que todo lo puede y, lo que es mejor, la que pone a todos de acuerdo..."

La típica corrida de figuras

Pla Ventura

Toros de Lidia/26 mayo, 2023

Se ha lidiado toros de Victoriano del Río algunos muy abantos y se ha remendado con dos ejemplares de Núñez del Cuvillo. Todos, en su conjunto, han dado un juego desigual, destacando el “cuvillito” de Talavante y un enrazado toro de Victoriano del Río. Lo demás, todo para olvidar. Como digo, se han dado tos los componentes de una clásica corrida de figuras; todo parecía, pero nada lo era. Para colmo, las espadas han estropeado lo poco bueno que ha sucedido.

Miguel Ángel Perera en su primero que lo ha lidiado bajo el diluvio no ha logrado el menor relieve porque el animal, desclasado y sin alma, y no digamos emoción, ha pasado sin pena ni gloria; pero ambos, toro y torero. En su segundo, un toro bravo y encastado ha puesto la emoción en el ruedo, algo que Perera se ha percibido y ha toreado en varias series con mucho empaque. Tenía su importancia la lidia porque, el toro tenía ese punto de trasmisión que suele calar en los tendidos y que, dicho sea de paso, tan difícil es de ver en una corrida de figuras pero, el animal así se ha mostrado. Por el pitón izquierdo nada ha sido igual pero, el extremeño lo ha intentado con ardor. Si digo la verdad, dada la trasmisión del toro, entiendo que Perera tenía una oreja cortada pero, ha estado calamitoso con la espada, todo un mitin que, han faltado segundos para que sonara el tercer aviso. Hoy no se lo ha llevado el viento, la culpa ha sido de las espadas. Han sonado las palmas para Perera.

Talavante ha tenido como primer enemigo un “cuvillito” de mazapán al que ha toreado a placer. Sin la más mínima conexión con los graderíos porque el animalito, además de no tener trapío era muy pobre en su embestida. Varias series han tenido enjundia pero aquello no ha cuajado. En su segundo, otro buen toro de Victoriano del Río, Talavante ha estado animoso, por momentos muy torero; incluso sonreía el diestro al final de cada tanda en la que ha sido ovacionado. No tenía el toro la trasmisión necesaria para que le hubieran pedido la oreja que, para su desdicha, ha matado fatal y todo ha quedado en tibias palmas.

Ginés Marín ha tenido un primer enemigo que no admitía broma alguna; el diestro lo ha intentado y, otro, en su lugar, hubiera apostado más fuerte pero él ya se sabe en el circuito de las figuras y habrá pensado, que se juegue la vida Román que lo mío es otro cantar, e igual tiene razón. Lo ha matado de una gran estocada. En su segundo, un manso de libro corretón, abanto y con todos los defectos que queramos buscarle, al final, en la muleta ha embestido con nobleza en algunas series, especialmente hasta el tercer muletazo porque el cuarto ya no lo quería. Faena insulsa y sin el menor atisbo de emoción. Me ha resultado curioso que, Marín, en los sorteos es siempre un afortunado mientras que en el día de hoy la diosa fortuna no se ha aliado con él. Ha matado pronto y han sonado cuatro palmitas para el diestro más triste del mundo.

Seguimos esperando la auténtica emoción que produce el toro encastado y de gran vibración pero, si de figuras hablamos, eso ya es mucho pedir. Esperemos los hierros que quedan por lidiar con autenticidad constatada y confiemos que por ahí llegará la emoción que todo lo puede y, lo que es mejor, la que pone a todos de acuerdo.