"...A la vista del “desafío torista” de estos por torear la de La Quinta uno se compadece un poco del propietario de la vacada, el señor Martínez Conradi, de la de gente que le habrá estado removiendo la ganadería, veedores, conocedores, padres o tíos y variopinta gente que pasó por allí reliando, para acabar sacando lo de esta tarde..."
San Isidro'23. Quintos para Julián, Roca y Alarcón, el triunfador. "Sube el precio, baja el toro". Márquez & Moore
JOSÉ RAMÓN MÁRQUEZ
Cuarenta años cumplimos en la Andanada. Se dice pronto. Cuarenta Ferias de San Isidro al lomo, faltando lo puramente imprescindible, desde aquella del 83 en la que, con la blanca en el bolsillo, nos fuimos a la calle de la Victoria a por un abono de Las Ventas. Para tranquilizar a los del cambio climático diremos que en la corrida inaugural de aquella Feria llovió, un aguacero que nos hizo amar la Andanada ya para siempre, viendo trotar a las gentes por el tendido en busca de refugio. Unos años llueve, otros hace frío y otros hace sol o está nublado: he ahí el verdadero cambio del clima, que cada año es distinto. En aquella novillada de Carmen Espinal de Blázquez se anunciaron Emilio Oliva, Luis Miguel Campano y Romero Flores, que se presentaba en Madrid. La oreja fue para Campano, pero lo bueno de la tarde fue la estocada perfecta de Emilio Oliva a su segundo. Entonces a uno se le ocurría apuntar algunas cosas en los programas y ahí pone bien clarito: “Estoconazo”. Los novillos tomaron 14 varas y su comportamiento de aquel día en Las Ventas se puede calificar de soso.
Y andando los años ahí tenemos de nuevo una corrida de toros de Santa Coloma para abrir la Feria, en esta ocasión, cuatro décadas después, toros de La Quinta para dos super-stars del escalafón, Julián López, el Juli, y (Andrés) Roca Rey. Para que no le tocase el pillo de Julián lo de abreplaza, se trajeron a Álvaro Alarcón para darle la alternativa y que se las viese con los dos toros de más presencia del encierro, que en esta vida nada es gratis. El primero se llamaba como el famoso club taurino de Bilbao, llevaba el número 27 y al parecer estuvo aprobado el año pasado y no se lidió, pero en su sino estaba escrito que perecería a estoque en Las Ventas y ahí hizo el pobre Cocherito su viaje a los Madriles de irás y no volverás, esta vez ya con cinco años. La verdad es que si nos ponemos en plan generoso se puede decir que fue el mejor toro del encierro y el que permitió a Álvaro Alarcón dar tres o cuatro naturales que es lo único de toreo medio serio que se ha visto en toda la tarde. El bicho cumplió ante Bernal y su penco en las dos varas que tomó y ya poco más hay que decir. Su segundo, Rancherito, número 69, daba en la báscula venteña 510 kilos pero tenía presencia. En cuanto al rato de su vida pública no hay señas especiales que describir salvo los dos espectaculares pares que le puso Chacón, especialmente el segundo en el que todas las ventajas estaban en poder del toro. Podríamos decir que el triunfador de la tarde fue Álvaro Alarcón con sus naturales y con su excelente peón.
Tras los intercambios rituales de trastos apareció Julián con el toro que tanto entusiasma a sus panegiristas, un toro que es como una gaseosa que has dejado abierta en la nevera un mes y cuando la vas a beber sabe a gaseosa, pero no es gaseosa. El toro de demostración de la importancia juliana, de su poderío y de todas esas cosas que le echan encima a este ya no tan muchacho era la gaseosa abierta hace ya demasiados años. Se hinchó a darle pases templados, todo oficio, todo frialdad, como ver a un maestro albañil con 25 años de oficio a cuestas levantar un tabique de un pie de espesor; y mucha templanza, y mucha cabeza y mucho de todo menos arte, emoción, riesgo o interés. Ya me hubiera gustado ver a éste tirar de repertorio y de poderío con los de Dolores Aguirre o los de Pepe Escolar del fin de semana en lo del Club Tres Puyazos, y no digo lo de Reta porque no le deseo ningún mal. O sea que con su primero vendió la tediosa burra de siempre, veinticinco años erre que erre, para que determinados connoisseurs se extasíen, y con su segundo abrevió porque el bicho se salía del canon taurómaco juliano, que necesita de bobería suma y de colaboracionismo demostrable. Digamos en la parte positiva que esta tarde se atemperó algo en la práctica del julipié.
Y Roca se nos vino, al decir del aficionado M., vestido de rosa braga de mercadillo con hilo blanco, o plata. Espantoso. Si los toros de Julián fueron chicos y de escasa presencia, los de Roca no les fueron a la zaga en cuanto a cucarachismo. Ver a ese tío tan largo vestido de ese rosa y con un toro tan canijo dando tumbos tampoco es una visión lo que se dice armónica y, desde luego, se halla muy alejada de cualquier tipo de belleza. Citaremos su espantosa colocación y los trapazos que le soltó a su primero, que no estaba por el mundo de las cercanías que tan caro le es a este torero y el embabarullamiento de su faena al segundo que tuvo muchos lances de los que no recordamos ninguno. El bichejo tenía su geniecillo y eso le estropeó las cuentas al limeño que anduvo por diversas partes a ver si aquí, a ver si allí, pero que no hubo manera de poner aquello a funcionar. Y mira que había un montón de gente que había venido a verle, pero se tuvieron que ir sin poder vitorear a su ídolo que optó por traer a Madrid un toreo muy de fiestas patronales que no acaba de ser comprendido ni compartido por la cátedra. Aparecerán exégetas que nos iluminarán, sin duda.
A la vista del “desafío torista” de estos por torear la de La Quinta uno se compadece un poco del propietario de la vacada, el señor Martínez Conradi, de la de gente que le habrá estado removiendo la ganadería, veedores, conocedores, padres o tíos y variopinta gente que pasó por allí reliando, para acabar sacando lo de esta tarde. Como nos muestra la historia, el cuarto y el quinto de sus toros de esta tarde no apuntan certeramente a lo que desean estos toreros para sus “desafíos toristas” y lo normal es que empiecen con lo de que esto no sirve y a la vuelta de algún tiempo le abandonen como un kleenex usado, habiéndole destrozado la ganadería. Ha pasado ya tantas veces…
Nosotros estábamos tan felices con aquellas novilladas que echaba.
Chacón
ANDREW MOORE
LO DE ALARCÓN
LO DE ROCA Y JULIÁN
Roca por aquí
Julián por allí
Ave Roca
Ave Julián
En Sevilla estaríamos hablando de algo muy serio
FIN
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