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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

viernes, 26 de septiembre de 2025

Urdiales y Morante / por Antolín Castro


'..En esta semana que termina, los dos actuaban en Logroño por su feria de San Mateo. Eran base de dos carteles que concitaban la atención de los aficionados, también del público en general. No es extraño que el torero de Arnedo sea el ídolo en su tierra, como tampoco que Morante lo sea en cualquier lugar en este momento..'

Urdiales y Morante

Antolín Castro
Opinión y Toros/25 Septiembre 2025
Dos nombres de primerísimo nivel en la tauromaquia actual, dos toreros que gozan del máximo respeto.

En esta semana que termina, los dos actuaban en Logroño por su feria de San Mateo. Eran base de dos carteles que concitaban la atención de los aficionados, también del público en general. No es extraño que el torero de Arnedo sea el ídolo en su tierra, como tampoco que Morante lo sea en cualquier lugar en este momento.

Como yo, muchos otros nos dimos cita en la ciudad en fiestas y, por supuesto, en su plaza, La Ribera. Por nada había que perder la ocasión para verlos, con ganas de verdad.

Al primero por lo poco que se le ha visto anunciado esta temporada, como también por los ecos vivos todavía de su actuación en Bilbao el mes pasado, precisamente sustituyendo al sevillano. Al segundo, porque sus interrupciones durante la temporada, por culpa del percance en Pontevedra, hace que haya que desplazarse donde sea con tan de verle. Dos imprescindibles, más en Logroño, unidos por su clasicismo y por gozar de cualidades que para otros quedan muy lejos de alcanzar.

Pureza, sobriedad, seriedad y verdad por bandera; magia, improvisación y belleza. Cualidades de uno y otro, complementarias para que El Toreo haya que escribirlo y verlo con mayúsculas. No es posible confrontar, si acaso es mucho mejor disfrutar de lo que cada uno nos puede ofrecer.

Y si en tantas cosas pueden coincidir, también coinciden en quedarse con los peores lotes de toros de cada tarde. Para el arnedano fueron los peores en la tarde del mano a mano ficticio que hubo que montar por la ausencia repentina de Roca Rey. Aún así, la clase de Urdiales le permitió sacar muletazos, sobre todo al natural, que fueron para poner la plaza en pie. Pudo obtener reunión con los bureles y darles el sello suficiente como para obtener triunfo. Sin duda, fue decisivo su estoque para obtener los trofeos.

Bien el de Arnedo. Quedó esa sensación en todos los presentes del cómo se puede marginar y sacar de las ferias a un torero de su categoría, para que remate la temporada habiendo hecho el paseíllo solo en nueve ocasiones. Allá cada uno con su conciencia, pero se exige un respeto para el aficionado, al que prefieren darles migajas en lugar de pan entero.

En este aspecto no coincide con el sevillano, que es el torero al que más se quiere contratar… y con razón. Donde si coincidieron en la feria fue en el lote sorteado. Lo de Morante fue de pena. Para que se haga una idea el lector, no pudo dar ni un lance con el capote en toda la tarde, sus toros huían de él como si obedecieran a algún complot.

Con la muleta, en su segundo, la magia le permitió dejar huella con muletazos de mucha cadencia y quietud. Fue arrollado por suerte sin consecuencias, ya que hubiera resultado la mayor frustración cuando todavía le quedan sus compromisos con Sevilla y Madrid.


Por qué, hay que preguntarse, los mejores toros se niegan a caer en las manos de los mejores toreros. ¿Acaso los manejan los antitaurinos para frustrar la verdad y la belleza del toreo? Y por eso nos dejan, solamente, con la voluntad de la mayoría del escalafón para dar simplemente pases. Habrá que preguntar por ahí, porque no es normal tanta casualidad.

Sin lotes buenos, los aficionados pudieron degustar las dos marcas: Urdiales y Morante.

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