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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

miércoles, 3 de diciembre de 2025

A Curro / por Manuel Viera

 

'..Una mirada que me sumerge en ese universo de la lidia donde imperó un arte transmitido a generaciones que no olvidan. Un arte que produjo enfermos sin cura adictos a una tauromaquia que constituyó un hito en la historia del toreo. Un diálogo con el toro que sirvió para hacer evidente una forma de mostrar sentimientos y emociones..'

A Curro
Por Manuel Viera
Avanzaba a pequeños pasos, como quien se frena cuesta abajo por el camino ancho y llano de una tierra de albero. Cierro los ojos y lo veo, sin saltos en el tiempo, mostrando el argumento nítido de su arte en el ruedo de su Maestranza. Lo he visto hace no tanto pisar con cuidado para no perder pie, y ahora lo veo tan feliz, pero tan frágil, descansado sus pies en la plataforma de una silla de ruedas. Le observé durante el acto de reconocimiento en su ciudad natal y sostuve emocionado mi mirada en la suya. Esa mirada cansada, anegada por el vaho del tiempo vivido, que agrega nostalgias y propicia tantas historias pasadas.

Una mirada que me sumerge en ese universo de la lidia donde imperó un arte transmitido a generaciones que no olvidan. Un arte que produjo enfermos sin cura adictos a una tauromaquia que constituyó un hito en la historia del toreo. Un diálogo con el toro que sirvió para hacer evidente una forma de mostrar sentimientos y emociones.

Desde el mediodía del pasado sábado en Camas, delante de su peña taurina, un busto en bronce inmortaliza su característico gesto de torero. Y en ese viejo maestro de pelo blanco, que la gente de su pueblo le ovacionó puesta en pie en eternos minutos de devoción y agradecimiento, se objetivó el dios del toreo. Mientras tanto, en mi memoria se producían secuencias de un arte único en el que se aunaba lo más descriptivo de la lidia con el valor absoluto. Escenas sobre un idílico ruedo dorado donde se tamizó el evangelio del efímero y bello arte de torear.


La admiración, en forma de monumento, se extendió ahora a su pueblo. El que marcó su evolución de vida y le inspiró sobre la belleza de sus formas. El que valora como nadie la enorme sencillez que lo humaniza. Agradecimiento a tantas historias emocionales dictadas en los ruedos que le llega en justo momento. En el degustar de una vida en el que el tiempo es juez inflexible para calibrar la belleza icónica de una tauromaquia sublime. Para apreciarla hay que remover los recuerdos y, luego, volver a vivirlos. Un brillante ejercicio para seguir disfrutando del gran Curro Romero.
miércoles, 3 de diciembre de 2025

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