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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

martes, 16 de diciembre de 2025

La Navidad y los carteles de toros / por Antolín Castro

Este año no colgaré bolas o adornos, le colgaré carteles de toros

'..Nunca en la historia se había llegado a estas fechas con ferias completamente programadas y cerrados muchísimos carteles en distintas plazas. Lo nunca visto. Y lo que es bueno para unos toreros no lo es para otros y mucho menos para los aficionados..'

La Navidad y los carteles de toros

Antolín Castro
A pocas fechas de la Navidad, se amontonan los anuncios de carteles de toros.

De febrero, de marzo, de abril, de mayo y hasta de junio tenemos conocimiento ya de carteles, sin haber comenzado, siquiera, a cantar los villancicos.

Pobres de aquellos toreros que no estén incluidos en los carteles que ya se han anunciado, el turrón les sabrá muy amargo. Antes, por lo menos, todos se comían el turrón con todas las ilusiones intactas. Hoy, en diciembre de 2025, ya no.

Este sistema hará que los agraciados sean más conformistas, nadie les quitará de todos los carteles y ferias en los que ya están anunciados. Se comerán el turrón sabiéndoles muy dulce, incluso permitiéndose, en lo económico, tirar por lo alto todos los menús a degustar en las fiestas.

Aquellos que no gocen ya de contratos, harán bien en no tirar la casa por la ventana a la hora de las cenas navideñas, no sea que más adelante recuerden que no deberían haber sido tan optimistas.

Lo peor en este sistema garantista de contratos es el conformismo que puede suponerle a quien ya le han garantizado una temporada llena de paseíllos y, por ende, sin números rojos en el banco. Al no haber hambre lo que debería ser compromiso se puede quedar en conformismo. Obsérvese cómo se parecen una palabra y la otra, pero qué lejos están de lo que ha de ser el tener que ganarse el pan cada tarde.

Nunca en la historia se había llegado a estas fechas con ferias completamente programadas y cerrados muchísimos carteles en distintas plazas. Lo nunca visto. Y lo que es bueno para unos toreros no lo es para otros y mucho menos para los aficionados. No se digiere bien eso de pensar en toreros y festejos a la hora de poder saborear un buen jamón, un pescado, una carne o un marisco.

Es el momento de elegir libremente las ternas que adornarán nuestras mesas sin que algunos carteles o toreros puedan interferir o alterar las digestiones debidas. El espíritu de la Navidad no es, precisamente, ver anunciado a tu torero favorito muchas tardes.

La tradición se modifica demasiado con estos adelantos, robándonos el tiempo que siempre hemos dedicado a otras cosas: La Navidad y su significado, la familia, las comidas, los amigos, los regalos por Papá Noel y los Reyes Magos, sin que haya que mezclarlos con los regalos de orejas que habrá y muchos indultos inoportunos. Todo lo dicho no es válido para muchas ciudades de América, donde la tradición es compaginar ambas cosas.

No se a ti, querido lector, pero a mi se me está atragantando tanto cartel antes de comerme unas buenas nécoras o cigalas. Se hace todo muy extraño.

Es por ello que quiero acabar deseando a todos una muy ¡Feliz Navidad! por encima de todo lo demás.

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