El Fiscal General del Gobierno ( que no del Estado) ha sido condenado por el T.S. hace una semana por un delito de revelación de datos reservados ( Art.417.1 del Código Penal) contra la pareja de una rival política.
Su mujer, Begoña Gómez (de profesión madame, que no catedrática) está penta-imputada, el hermanísimo David “Mozart” Sánchez ( dotado del don de la bilocalización), también imputado, como la fontanera Leyre Díaz…
En breve lo estará el ministro Víctor Ángel Torres; tal vez también el pérfido ministre Marlaska y la impresentable Presidente del Congreso Francina Bar..mengol …
¿Para cuándo Pedro Sánchez, el jefe de todos ellos?
Ante este tétrico paisaje, y las más recientes filtraciones de Aldama, Ábalos y Koldo, Sánchez no puede permanecer en la presidencia del gobierno ni un minuto más. Un presidente que no ganó en las urnas, no tiene mayoría parlamentaria, es incapaz de aprobar Presupuestos Generales y está cercado por gravísimos escándalos familiares, del Gobierno, y del PSOE, con los que sin su complicidad y participación no hubieran podido producirse ininterrumpidamente durante más de siete años, no puede seguir okupando La Moncloa.
Sánchez es un fraude moral, ético y político, cuya resistencia a abandonar el poder es ya un acto de insurgencia democrática que le lleva no solo a aferrarse a algo que no le pertenece, sino a mantener una confrontación contra el Estado de derecho.
Es un completo inmoral sin votos ni apoyos, cada vez más cerca de ser llamado por el Tribunal Supremo. Con sus continuas mentiras, su demagogia y su sectarismo, pretende normalizar la sentina que ha creado, insultando nuestra inteligencia, y se permite ignorar sus importantes responsabilidades políticas.
Sánchez está acabado, antes del 27 habrá un cambio de Gobierno de PP-VOX, pero el inmenso destrozo que ha causado en la sociedad española y en España tardarán en repararse. Por eso es urgente, cuanto antes mejor, que se produzca su óbito político y su imputación por el Tribunal Supremo.
Ver a Sánchez entre rejas, por su chulería, por su prepotencia, por sus infinitas mentiras, por sus incontables excesos y delitos, se ha vuelto un sueño anhelado por las tres cuartas partes de nuestra población.

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