El ministro de los toros y el ministro de los impuestos.
"...No se sabe bien si una vez más es que el Gobierno, y su ministro Montoro --por cierto, diputado “cunero” por la taurinísima Sevilla-- sufren un severo síndrome de inferioridad, no vaya a ser que cualquiera de los diversos “podemos” que circulan por la vida política levanten la voz. O si, más sencillamente, es que tienen el propósito decidido de no apoyar a la Fiesta..."
Según el anteproyecto aprobado por el Consejo de Ministros
El Gobierno vuelve a dar la espalda a la Tauromaquia en la reforma fiscal
Desde luego lo que se refiere a la Tauromaquia no va con ellos. El anteproyecto de reforma fiscal aprobado por el último Consejo de Ministros contienen --en palabras del Ministerio de Hacienda-- "los mayores incentivos fiscales a la producción de cine y espectáculos registrados históricamente en España". Ya sea por la pusilanimidad frente a posibles críticas, ya sea por desconocimiento profundo de la realidad económica y social de la Fiesta, el Gobierno no la ha tenido para nada en cuenta a la hora de proponer medidas que ayuden a que los sectores culturales aborden la crisis desde una posición más favorable. Una decisión increíble e injusta, que mal se haría si no fuera contestada.
Sobre la futura reforma fiscal y bajo el epígrafe “Deducción por inversión en espectáculos teatrales y musicales”, dice textualmente la referencia oficial del Consejo de Ministros celebrado este 1 de agosto:
Sobre la futura reforma fiscal y bajo el epígrafe “Deducción por inversión en espectáculos teatrales y musicales”, dice textualmente la referencia oficial del Consejo de Ministros celebrado este 1 de agosto:
► “El Proyecto de Ley introduce una nueva deducción del 20 por 100 para apoyar la producción y exhibición de espectáculos en vivo de artes escénicas y musicales. Es necesario haber obtenido un certificado del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música, así como destinar, al menos el 50 por 100 de los beneficios a la realización de actividades que dan también derecho a la deducción, en los cuatro ejercicios siguientes.
La deducción será del 20 por 100 de los costes directos de carácter artístico, técnico y promocional relacionados con los espectáculos, minorados en las subvenciones recibidas. El importe de la deducción no podrá superar quinientos mil euros por contribuyente y año.
La nueva deducción por inversión en espectáculos teatrales y musicales se suma a los incentivos ya incluidos en el Anteproyecto de Ley y destinados a otras actividades culturales. Para las producciones cinematográficas se fija un tipo aplicable a productor y coproductor financiero indistintamente. Será del 20 por 100 desde el primer millón, y del 18 por 100 por el exceso. Para el coproductor financiero supondrá multiplicar por cuatro la deducción actual, que pasa del 5 por 100 al 20 por 100”.
► Y como remate de todo lo anterior, el ministerio de Hacienda concluye su nota de prensa diciendo: “Se trata de los mayores incentivos fiscales a la producción de cine y espectáculos registrados históricamente en España”.
A lo mejor a los hombres del cine les parecerá insuficiente este plan de ayudas fiscales. Incluso es hasta posible que tengan razón y que la industria del cine y el teatro precisen de mayores apoyos públicos en esta etapa de crisis. Pero aunque sea una sencilla “pedrea” algo les ha tocado.
La Tauromaquia, en cambio, es la gran ausente de estas medidas. Como siempre. Sin embargo, a la Tauromaquia le afecta tanto o más la crisis económica que a los demás espectáculos y además en una actividad económica netamente nacional, que genera un impacto económico cierto y real en las economías locales, tanto de forma directa como indirecta. Y para más señas si algún espectáculo se desarrolla "en vivo" es justamente el taurino.
No se sabe bien si una vez más es que el Gobierno, y su ministro Montoro --por cierto, diputado “cunero” por la taurinísima Sevilla-- sufren un severo síndrome de inferioridad, no vaya a ser que cualquiera de los diversos “podemos” que circulan por la vida política levanten la voz. O si, más sencillamente, es que tienen el propósito decidido de no apoyar a la Fiesta. En cualquiera de los casos, una discriminación increíble, ante la que los sectores taurinos harían mal si se quedan de brazos cruzados.
Así como estuvo diligente en lo que se refiere a las “artes escénicas”, los responsables oficiales de la Cultura se no han estado despiertos, o no les han dejado, para incluir en este programa fiscal a los espectáculos taurinos, que sufren tanto o más la crisis económica que el cine de producción española o el teatro y que tan sólo en concepto del IVA aporta proporcionalmente muchísimo más que esos otros dos espectáculos juntos al erario público, cuando en cambio no recibe dineros públicos para su promoción y desarrollo.
Se trata, en suma, de una discriminación radicalmente injusta, que consagra el erróneo principio de que para el Gobierno hay actividades culturales de primera y segunda división. Y desde luego que para nada tiene en cuenta no ya la realidad cultural de los toros, sino su propia dimensión como actividad socioeconómica.
Si nos atenemos al año 2012 para poder ofrecer cifras homogéneas entre sí, en el caso de la Tauromaquia –tanto la reglada como la de carácter popular-- , registró un total de 24,8 millones de espectadores, con una recaudación sólo en taquilla de 177 millones de euros. Como bien ha demostrado el profesor Medina, la Fiesta ha generado en ese mismo Ejercicio un impacto económico, tanto por efectos directos como indirectos, por un total que del orden de 600 millones de euros.
En este mismo año 2012, la Fiesta ingresó en el erario público, sólo por concepto de IVA, un total de 25,3 millones de euros. Y todo ello habiendo recibido del erario público, vía Presupuestos Generales, la ridícula cantidad de 30.000 euros y que si le suman los procedentes de las Comunidades autónoma se acercó a los 3 millones de euros. Por ambas vías, las restantes actividades culturales recibieron casi 500 millones de euros de dinero público estatal y 890 millones de las Administraciones autonómicas.
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