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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

lunes, 4 de agosto de 2014

La trama porteril / Por Ignacio Ruiz Quintano




–No sé si es una virtud o un defecto, pero soy bastante rencoroso.

Iker Casillas

Autoinculpación que viene en auxilio del psicólogo barcelonés, para quien Casillas tiene “un grado de honestidad por encima de los demás mortales” / CLICK


Ignacio Ruiz Quintano
Abc
En el Real, como en las antiguas casas madrileñas con blasones, los extraños no pasamos, para hablar, de la portería.

De la portería de los goles, en este caso, que siempre fue la del Fondo Sur, y ahora, por lo que da a entender Ancelotti (el entrenador que ganó la Décima como Leclerc liberó París), es aquélla que ocupe Diego López, a quien los medios vienen tejiéndole una fama de lúser:

–Pierde todo lo que juega.

Y quítate esa bosta de encima.

Visto desde afuera, entre la titularidad y la suplencia de López sólo ha mediado, aparte supersticiones, el Mundial de Casillas, que recupera su cargo en el Madrid, una cosa técnicamente tan de locos que, para explicarlo, los medios han mandado a llamar a los psicólogos, que han dictaminado que los ojos de Casillas son tónicos, lo que psicológicamente lo convierte en el Mejor Portero del Mundo.

Sabíamos de los ojos negros y hechiceros de Medina Zahara y de los ojos traidores y mentireiros de María Ostiz (“N’a veiriña do mar”), por no irnos al “óyeme con los ojos” de la grande monja mexicana, pero nunca habíamos oído hablar de unos “ojos tónicos” como los de Casillas, descubiertos por un psicólogo de Barcelona que ve una cara y se hace un poema de García Montero con ella.

–Casillas es un sentimental –resume el psicólogo.

Mas para sentimental uno prefiere a Garzón, que dice en la prensa que a él le gustaría odiar, pero que no sabe hacerlo.

También en la prensa Casillas tiene dicho que de su carácter él sólo cambiaría lo rencoroso que es.

–No sé si es una virtud o un defecto, pero soy bastante rencoroso.

Autoinculpación que viene en auxilio del psicólogo barcelonés, para quien Casillas tiene “un grado de honestidad por encima de los demás mortales”, con la humildad que esa declaración de “mortalidad” supone, ateniéndonos a la lógica de aquel entimema escolar de la infancia: Premisa mayor: Todos los hombres son mortales; Premisa menor: Sócrates es hombre; Conclusión: Sócrates es mortal.

Mortal al modo de Sócrates, Casillas es, además, honesto, pero rencoroso, y en este sindiós psicológico en que nos tiene la prensa deportiva adquiere toda su importancia la figura de Hierro, señalado por los historiadores como el artífice de la suplencia de Casillas cuando Del Bosque puso de titular a César.

La trama porteril adquiere así rasgos shakesperianos y sirve para amenizarnos la espera de James, con quien yo pienso incurrir en una chifladura de jotafilia que me arrastre hasta la consulta del psicólogo barcelonés, que seguramente me mande a chupar limones como si fueraI ggy Pop, que es lo que hacía aquel psicólogo de Benito Floro con los futbolistas del Madrid, a los que dejó encaminados hacia la logorrea “hestética” del valdanismo, de modo que cuando Arsenio (un brujo, al fin y al cabo) llegó al Bernabéu lo único que le suplicaron, y de rodillas, los jugadores fue que les diera órdenes, pero no charlas, temerosos de que el vestuario acabara como un nido del cuco, con Hierro de Jefe (Chief Bromden) y con Raúl de Jack Nicholson.

–Me han dado una descarga de diez mil voltios. La próxima mujer con la que me acueste se iluminará como una tragaperras y empezará a soltar dólares.


PSICOLOGÍA Y ÉTICA

El fútbol se ha vuelto tan complejo que un jugador, además de hacer o de evitar goles, ha de estar al tanto de todas las novedades psicológicas y éticas. ¿Por qué? Muy sencillo: al Garzón de Jaén (hay otro de Logroño) no lo enfada que los españoles jueguen mal en Brasil, sino que jueguen bien en Guinea Ecuatorial… “¡para un dictador, sin una ética que sé que Del Bosque sí tiene!”. Luego de Guinea y Brasil, Del Bosque sigue al frente del Combinado Autonómico (como lo haría al frente del Combinado Federal) en signo de humildad (psicología) y para educar al país… en la derrota (ética): “En la derrota también se puede educar al país, educando en ella.”




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