OTRA CORRIDA MALGASTADA / por Domingo Delgado de la Cámara / Fotografías de Andrew Moore.

La corrida de Alcurrucén embistió toda. Los seis toros embistieron. Y algunos de ellos con calidad extraordinaria.

-FOTOGRAFÍAS DE ANDREW MOORE-

"...¿Porqué se van tantos toros sin torear? por varias razones. La primera, el adocenamiento y el conservadurismo del escalafón de toreros, no sólo de los ya consolidados, sino también de los que lo tienen todo por hacer..."

OTRA CORRIDA MALGASTADA

Domingo Delgado de la Cámara

Otra corrida malgastada, y van…Llevamos un año extraordinario ganaderamente hablando. La última Feria de Sevilla ha sido un derroche de toros buenos y en San Isidro llevamos el mismo camino. Por tanto, no entiendo los lamentos por la casta perdida. Los hechos demuestran lo contrario, todos los días se van dos toros sin torear, a veces más. 

¿Porqué se van tantos toros sin torear? por varias razones. La primera, el adocenamiento y el conservadurismo del escalafón de toreros, no sólo de los ya consolidados, sino también de los que lo tienen todo por hacer. Esto es así, los toreros actuales están más interesados en satisfacer su vanidad, que en hacerse ricos, por ello exponen lo justo y necesario, no más. Por otro lado, no es lo mismo confiarse con el torete de hace cincuenta años que con el torazo actual. Esos pechos y esos pitones enormes imponen una barbaridad por bueno y noble que sea el toro. Además, las exigencias del público cada vez han sido mayores conforme se ha ido perfeccionando el toreo, tanto técnica como estéticamente. Muchas faenas celebradas hace medio siglo, ahora no serían ni de vuelta al ruedo. El toro cada vez embiste mejor y más templado, y se requiere mucha clase y mucho valor para llevarlo despacio y estar a su altura. Cuando el toro es bueno, raramente el torero está a su nivel. Los toreros suelen estar dispuestos con el toro parado y con la lengua fuera. Pero cuando los toros se mueven, se acabó la disposición. Cuando sale un gran toro, me sobran dedos de la mano para contar a los toreros capaces de cuajarlo. Además de lo dicho, se necesitan caras nuevas porque el escalafón torero está muy envejecido. 

La corrida de Alcurrucén embistió toda. Los seis toros embistieron. Y algunos de ellos con calidad extraordinaria. Aún dentro de una cierta desigualdad, los toros eran astifinos y bien presentados. Los tres últimos mansearon en el caballo, pero fueron de éxito en la muleta, tal como los tres primeros. Casi todos se fueron sin torear, en una ceremonia del despilfarro lamentable. Cuando se está así de mal con toros así de buenos, conviene dar vacaciones por una temporada a los toreros afectados. Y poner a otros, que al menos tengan el beneficio de la novedad, no estén tan vistos y no hayan desaprovechado tantas oportunidades. Y otra corrida que se va sin torear, y van…Sí señor, el problema es de toreros y no de toros. Y punto

Los defensores a ultranza de los toreros, me aconsejarán una vez más, que me yo me ponga delante de los toros, a ver si lo hago mejor. Es como si en un restaurante, cuando el cliente se queja por un plato, saliera el cocinero y dijera: pues cocínelo usted. No señor, yo no tengo porqué saber cocinar, yo le pago a usted para que me sirva una buena comida. Tampoco tengo porqué saber torear. Yo pago al que torea, y como consumidor del espectáculo que soy, tengo el derecho de exigir que sea de mi gusto. La tan socorrida excusa del viento, esta vez tampoco es pertinente. En las tablas del cinco los engaños se estaban quietos y se podía torear. La corrida de Alcurrucén se fue sin torear porque da mucho miedo echar la muleta delante y dejarla en el hocico a torazos como los de ayer. Y ayer los coletudos no estuvieron dispuestos a hacer ese esfuerzo. Naturalmente me estoy refiriendo a Antonio Ferrera y Juan Bautista, el problema de El Capea no es ese, el problema de El Capea es que no sabe torear.

Lleva diez años como matador y sigue tan codillero como un becerrista. Además compone la figura fatal, en un escorzo ortopédico que desluce estéticamente todos los muletazos. ¿Nadie le ha comentado defectos tan evidentes? ¿nadie le ha dicho que los subsane? El Capea da muchos pases malos, pero da la impresión de que no sabe torear de salón. Tuvo el lote más fácil y menos exigente de la corrida de Alcurrucén. Su primero fue protestado por estrecho y por cojo, pero la verdad es que no se cayó nunca y embistió bien muchas veces. El sexto tuvo una embestida larga y templada, sobre todo con el pitón derecho. El Capea hizo dos trasteos codilleros y antiestéticos que no gustaron a nadie. Resultado final: dos toros buenos que se fueron sin torear.

Antonio Ferrera es un diestro de tres personalidades diferentes. Ante públicos pueblerinos, es un torero bullidor y demagogo. Ante el toro suave, es un torero templado y con gusto. Ante el toro exigente, nada y guarda la ropa, no exponiendo un alamar. Ayer tuvimos un todo un tratado en dos tomos del arte de nadar y guardar la ropa. Su primer toro me gustó mucho. Fue un toro muy bravo en el caballo y que llegó al último tercio comiéndose la muleta. El toro tuvo una potencia que no se suele ver habitualmente. Con los palos Ferrera tomó todas las precauciones. Con la muleta lo pasó con limpieza, pero nunca se decidió a dejar la muleta en la cara y ligar los muletazos. Sabía de la fiereza del toro y con los toros fieros los errores se pagan con sangre. Prefirió estar por el extrarradio evitando riesgos innecesarios. El toro, por su enorme casta, era de triunfo apoteósico. Pero había que apostar y Ferrera no apostó. Eso sí, le mató bien. El cuarto era un toro tremendamente serio, su trapío imponía. Pero tuvo mucha clase, hacía el avión por ambos lados. Además, se desplazaba mucho. Ferrera no le dejó nunca la muleta en la cara para ligar los muletazos. Dio los pases de uno en uno. Con el unipase es imposible emocionar a nadie. Lo mató muy mal. Lo único destacable de Ferrera en este toro, fue un par de poder a poder en los medios, donde se asomó de verdad al balcón. Incomprensiblemente, pasó desapercibido para casi todo el mundo. Así es Ferrera, después de haberle cantado su extraordinaria faena al victorino de Sevilla, te mete una bacalada como la de ayer.

El primer toro de Juan Bautista, era bajito y bien hecho, este no asustaba a nadie. Para la muleta fue excelente. Pronto, noble, fijo, humillando mucho. La faena fue de espanto, todo un recital de pico y medios muletazos. El bajonazo con el que despachó a tan estupendo colaborador, fue de juzgado de guardia. Pero salió el quinto, que era la última oportunidad de Bautista en San Isidro. Después de haber desperdiciado a su toro anterior, que fue un gran toro, en este quinto se desprendió de la galbana e hizo un esfuercito. Tampoco se hernió, no se vayan a pensar, pero hizo lo único aceptable de la tarde. Este quinto fue el que menos humilló del festejo, pero aún a media altura, iba y venía con nobleza. Bautista ligó varias series de muletazos verticales y con ajuste, entendiendo bien la embestida del toro. Los remates fueron buenos, sobre todo un pase de pecho finalizado en el hombro contrario. Lamentablemente, la estocada fue delantera y baja. Hizo bien el presidente en negar la oreja por lo defectuoso del espadazo. Bautista dio la vuelta al ruedo, premio que hay que reivindicar porque se está perdiendo. Yo creo que a este estudiante con aptitud pero indolente, hay que dejarle más veces sin postre y sin recreo, a ver si espabila, porque cuando quiere, torea.

El primero por su casta y bravura, el segundo por su gran embestida y el cuarto por su clase, fueron tres toros muy importantes. Y con los altibajos inevitables, Alcurrucén es la gran reserva del encaste Núñez. Es de justicia agradecer a los Lozano la gran obra que están llevando a cabo.