En la imagen, Curro Díaz, el gran damnificado en la corrida de Osuna.
Al parecer, como hemos podido saber, a Conde lo impuso en el cartel su amigo Enrique Ponce al que, como es natural y lógico, debemos de recordarle que, con amigos así no necesita de enemigo ninguno. Si el ridículo de Javier Conde fue de época, barrunto que, Ponce, lo pasaría fatal al comprobar que su amigo le dejó con el culo al aire.
Una guarrada
Pla Ventura
Toros de Lidia - 3 agosto, 2020
Al respecto de la celebración del pasado sábado de la corrida que tuvo lugar en Osuna, provincia de Sevilla, hay que hacer notar muchas cosas que, al final, tienen el calificativo de guarrada, dicho con todo nuestro pesar porque, como se desprende, y mucho más en este año cruel para la tauromaquia y para toda España, no es otra cosa que todos pudiéramos hablar de los grandes triunfos de los diestros que, en definitiva es lo que nos llena y cautiva a los aficionados.
¿Qué paso en dicha corrida? Triunfó Ponce sin grandes alharacas al igual que Diego Ventura; fracasó con estrépito un tal Javier Conde y, es aquí donde viene el meollo de la cuestión. Al parecer, como hemos podido saber, a Conde lo impuso en el cartel su amigo Enrique Ponce al que, como es natural y lógico, debemos de recordarle que, con amigos así no necesita de enemigo ninguno. Si el ridículo de Javier Conde fue de época, barrunto que, Ponce, lo pasaría fatal al comprobar que su amigo le dejó con el culo al aire.
Es un asunto muy asqueroso porque, no hace falta ser muy listo para comprender y saber que, Javier Conde no está para nada; es más, tras su actuación, como le sucediera en su día a Curro Romero, deberían de haberlo llevado al calabozo para pasar allí dentro unas cuantas noches, muy al estilo de Rafael El Gallo que, como sabemos, pasó más noches en el calabozo que en su casa, no es menos cierto que, dada su genialidad, al salir de aquellas encerronas, mataba tres corridas de Miura seguidas y todo quedaba arreglado. Claro que, el tal Conde, si oye hablar de Miura, solo hablar, le puede dar un infarto.
Lo peor de Javier Conde no fue su incompetencia total que, ciertamente, debería de dedicarse a otros menesteres, entre ellos, a llevarle el baúl de su señora esposa en sus conciertos por el mundo. Pero no, como tiene la cara más dura que el cemento armado, tenía que montar un sainete para que todo el mundo pudiera maldecirle. No sabe, el muy estúpido, las alas que les ha dado a los detractores de la fiesta que, viendo semejante espectáculo se habrán crecido como la espuma. Para colmo, el sainete tuvo como testigo las cámaras de Canal Sur para que todo quedara refrendado por completo; guarrada al más alto nivel.
El colmo de la sinrazón de dicho espectáculo es que, el apoderado de Enrique Ponce es el mismo que apodera a Curro Díaz que, como dato anecdótico, dicho apoderado debe ser muy poco hábil puesto que, recordemos que Curro Díaz fue el máximo triunfador de la pasada feria de Osuna matando una corrida de Victorino Martín y, como premio, le dejan fuera del cartel que, como cosa lógica y normal, debería de haber sido el linarense el que ocupara el puesto del inepto e inútil de Javier Conde. Pero así está el toreo, las recomendaciones y el amiguismo siguen siendo el caldo de cultivo de dicha fiesta.
Sabedor de todo lo que digo, me pongo en el lugar de Curro Díaz y, no quiero imaginarme la conversación del diestro con su apoderado al respecto de la corrida citada de la que, él, más que nadie, tenía el sagrado derecho de ocupar el puesto que, en justicia le correspondía; pero no, tuvo que llegar Enrique Ponce para convencer a su apoderado para que dejara en la puta calle a Curro Díaz con el que comparte apoderamiento y poner en el cartel al indeseable de Javier Conde que, ciertamente, se ha llevado lo suyo por parte de toda la prensa sensata y cabal.
Desdichadamente, no avanzamos, pero para nada; seguimos con los mismos males, las mismas costumbres y, ahora que deberíamos de darle un toque de grandeza a la fiesta, seguimos embarrándolo todo con artimañas como la descrita en que, el inepto de Javier Conde logró que todo el mundo le repudiara.
Yo entiendo que Enrique Ponce tenga la suficiente fuerza como para incluir en sus carteles a diestros de su agrado pero, por favor, que no repita jamás la experiencia que citamos que, si Conde como un auténtico guarro, Ponce, de igual modo, quedó a su altura.
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