Veo los lamentos que muchos tenemos al respecto de nuestra gobernanza –yo el primero- pero muy pocos analizamos la raíz del problema puesto que, si de democracia hablamos, estas gentuzas que nos representan los hemos elegido nosotros, mal que nos pese y estemos arrepentidos. El gran problema de la democracia es la propia cobardía de nuestros políticos que, ninguno de ellos, del signo que fuere, han tenido valor para hacer una ley como Dios manda que, en realidad, no es otra que pudiera mandar el partido más votado, algo que, de hacerse realidad cambiaría muchas cosas, entre ellas, que desapareciera toda la basura política que existe en la actualidad.
Del modo que votamos, como se demuestra en la actualidad y desde que se instauró la democracia, un partido insignificante, criminal, retrógrado e infame, con tres docenas de votos puede decidir el futuro de un país, caso de esos partidos izquierdosos, nacionalistas, separatistas, defensores de los asesinos y demás gentecillas innombrables que, como se sabe, tienen maniatado a Pedro Sánchez que, por mucho relumbrón que quieran darle como presidente, apenas es un muñeco de trapo manejado al antojo de aquellos que le han arropado con sus votos.
Un tipo que, como único logro éste no ha sido otro que profanar la tumba del Generalísimo y, el muy estúpido sigue creyendo que con dicho “logro” ha conmovido a España.
¿Qué ocurre al respecto? Está clarísimo. Esos partidos minoritarios saben del gran chollo que para ellos supone apoyar a los sociatas y, a su vez, éstos, sabedores de que esos votos son imprescindibles para gobernar, ceden ante cualquier presión a la que se les someta. ¿España? Eso les importa una puta mierda a todos, las pruebas son contundentes. ¿Qué ha hecho la izquierda por este país? Enriquecerse ellos mientras que nuestra situación no puede ser más calamitosa y miserable. Ahí están los datos de todos los políticos que demuestran todo lo que tenían cuando llegaron al poder y, tres años más tarde todos son ricos.
Esto de la política resulta curioso. Vamos que, hace unos días vimos al apestoso de Pablo Iglesias en una televisión y dijo el tipo: “Ahora es cuando puedo decir la verdad puesto que nada tengo que ver con la política”. La frase tiene miga. O sea que, cuando estaba en el poder mentía a diario, él mismo se ha delatado lo que nos hace sospechar que, los políticos piensan de una manera pero actúan de la contraria a lo que piensan o debería ser lo lógico. Todo es mentira y, el adalid al respecto de ello no es otro que Pedro Sánchez que de la mentira ha hecho una forma de vida y, para colmo, salen las encuestas y le proclaman ganador si hubiera elecciones en este momento.
He contado ya muchas veces los datos reveladores que dicen todo de un país y sus gobernantes y, por si a alguien se le ha olvidado, cuando murió Franco había ocho mil delincuentes presos y, en la actualidad, son más de trescientos mil, razón por la que debemos “agradecerle” a Felipe González que construyera tantas cárceles porque, pese a todo, sabía lo que nos venía encima. Este es el gran logro de la democracia, que haya asesinos sueltos, cárceles repletas, prohibiciones de todo tipo y, en definitiva, una dictadura al más alto nivel y, por si fuera poco, varios millones de parados.
Está claro que, en nuestra clase política gobernante anida la mentira, el fraude, el engaño, la burla en todos los órdenes porque es lo que les favorece a ellos. Insisto, ¿qué logros hemos tenido desde que llegó al poder un tal Zapatero, -por cierto, adalid de la dictadura venezolana- y terminando por este Pedro Sánchez que de la mentira ha hecho su forma de vida? Que alguien me muestre logros por parte de la izquierda que, sinceramente, los quiero ver.
No lo verán mis ojos pero, por el contrario, como cualquier español, a diario me desayuno con la indecencia de estas gentuzas, con sus patrañas, mentiras, embauques, al tiempo que varios millones de personas no tienen trabajo y, como dato estadístico, once millones de españoles están en la más absoluta pobreza. ¿Y a esto le llaman democracia? Hay que ser muy sinvergüenza para ufanarse de sus maldades como sucede a diario en el gobierno de España.
Claro que, volviendo a donde solía, no existe mayor culpable que nosotros, la sociedad basura en la que nos movemos que, con nuestro voto hemos aupado al poder a indeseables que, con toda seguridad se frotarán las manos de alegría al sabernos tan descabellados a la hora de la elección de nuestros gobernantes. Parece que fue ayer cuando ese innombrable de Pablo Iglesias apareció en la Puerta del Sol con sus mítines, patrañas, mentiras y canalladas de todo tipo y, una gran parte de la sociedad española le creyó, justamente todos esos que ahora están en la miseria mientras que, el susodicho vive como un rey, como lo que es el rey de la farsa y la mentira al más alto nivel. Entre rufianes iba el juego porque todos nos acordamos cuando el indeseable de Sánchez dijo que jamás pactaría con Podemos y, tres minutos más tarde dormían ambos en la misma cama.
Hoy, sin ir más lejos, he leído un dato que me ha dejado aterrado. Como sabemos, Pedro Sánchez ha ido seis veces a la isla de La Palma para “reconfortar” a todos los isleños que lo han perdido todo pero, eso sí, no les ha dado un euro porque nuestro dinero se gasta en chiringuitos de toda índole como a diario nos hace saber la prensa independiente que, alejada de toda corrupción se ocupan de sacar todos los trapos sucios. Pese a todo y siendo así, una encuesta reciente dice que, de haber elecciones en este momento ganaría Pedro Sánchez incluso por mayoría. Como diría José Mota, ahora vas y lo cascas.
La única opción que nos queda para salir de este atolladero es la reflexión. No entremos ya en colores políticos que, eso sería el mal menor; valoremos lo que tenemos, en este caso, lo que carecemos y pensemos en todo lo que podríamos tener si se gobernara con altura de miras y decencia. Si Pedro Sánchez no lo impide –yo no pondría la mano en el fuego por él- dentro de dos años habrá elecciones de nuevo. En nuestra mano está el cambio. Ahora bien, si lo que queremos en regodearnos en la miseria, en la desdicha, en que haya más parados, más asesinos en libertad y que no exista progreso alguno, sigamos votando a estas gentecillas que, cuando ya no quede nada como ha sucedido en Venezuela, nosotros tendremos que emigrar todos a Francia o Portugal, si es que allí son capaces de acogernos, cosa que dudo mucho.
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