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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

domingo, 15 de febrero de 2015

El Bernabéu no rompió la tarima / por Juan Manuel Rodríguez



"...El sonómetro dictó sentencia y la pitada a Casillas, que según aclaró la app fue la más apasionada e intensa de todas, alcanzó los 110,6 decibelios. Iker señalado. Poca chicha porque se esperaba mucho más del Bernabéu, más hostilidad, más saña, más depravación..."


El Bernabéu no rompió la tarima


Está claro que me hago mayor. Ahora me entero de que existe una aplicación para el teléfono móvil que mide el nivel del ruido en decibelios, el sonómetro lo llaman. Yo ya me la he bajado. Aunque, bien pensado, nos iría mucho mejor a todos si existiera otra que calculara, por ejemplo, el número aproximado de tontos que te rodea, el tontómetro podríamos llamarlo; pero entre tanto llega esa nueva app deberemos conformarnos con la otra, la que mide el ruido y no la tontez, la que calcula los pitos y no la idiocia. La verdad es que flotaba en el ambiente antes del partido contra el Depor una morbosa expectación mediática por conocer si el estadio Santiago Bernabéu lincharía primero a Cristiano, arrancaría después la piel a tiras a Casillas, sacaría luego los ojos a Ancelotti y de postre acabaría quemando a Bale en la pira.

Para acabar de poner trempante al pueblo, para excitarlo con estas cincuenta sombras de Grey futbolísticas, se fueron cociendo a fuego lento a lo largo de toda la semana, que se ha hecho interminable por agónica, todas y cada una de las imágenes de la fiesta de cumpleaños de Ronaldo hasta que aquello, claro, terminó hirviendo e hizo chop, chop: Kevin Roldán rompiendo la tarima, Cristiano cantando, Kevin Roldán haciendo añicos la tarima, Cristiano bailando, Kevin Roldán destrozando la tarima. Un verdadero escándalo, todo sea dicho de paso, puesto que, como todo el mundo sabe bien, ningún futbolista profesional se ha ido jamás de fiesta a lo largo de la historia después de una derrota de su equipo.

El sonómetro dictó sentencia y la pitada a Casillas, que según aclaró la app fue la más apasionada e intensa de todas, alcanzó los 110,6 decibelios. Iker señalado. Poca chicha porque se esperaba mucho más del Bernabéu, más hostilidad, más saña, más depravación. Pero al final, y como dice el refrán, los días de mucho acabaron convertidos en vísperas de nada, un "sí es no es" de la afición del Real Madrid que ni quiso romper tarima ni nada de nada. Muy blanditos, qué le vamos a hacer. Pero aún es pronto para perder la esperanza, siempre nos quedará K.R. Lo que ha quedado acreditado hasta la saciedad es que en esa fiesta de cumpleaños se grabó más que en el proyecto de la bruja de Blair y seguro que próximamente aparecerán nuevas y dramáticas imágenes con las que calentar al personal. Lo de ayer supo a poco. Más madera.

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