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Conspiradores los hay en todas partes, no son solo aquellos hombres oscuros que trabajan en la sombra mientras acumulan riquezas y se ríen de todos. También los hay en las comunidades de vecinos, en el staff de la empresa y dentro de la familia
Existe una conspiración globalista y malthusiana contra la España católica. Así, como suena
Humberto Pérez-Tomé
Hispanidad - 21/06/20 12:00
Uno de los efectos directos que altera el estado social, es la incertidumbre sobre su futuro. Auténtico caldo de cultivo del conspiracionismo. Es lógico, se trata de los efectos colaterales de no comprender qué es lo que te sucede y no sabes por qué choca directamente con lo que la sociedad considera estado normal de las cosas, es decir, un trabajo con el que llevar dinero a casa, comer y poco más. Esta es la realidad de las personas, solo quieren eso, no quieren riesgos que hagan tambalear la estabilidad de su vida sea la que sea.
Hay conspiración, siempre ha existido cuando se quiere alcanzar cierto poder, el máximo poder, todo el poder. Si existe la conspiración existen los conspiradores, que son aquellos que se encargan de manejar los hilos de los individuos para que todo gire en la dirección que desea para alcanzar sus objetivos. Conspiradores los hay en todas partes, no son solo aquellos hombres oscuros que trabajan en la sombra mientras acumulan riquezas y se ríen de todos. También los hay en las comunidades de vecinos, en el staff de la empresa y dentro de la familia. Cualquiera que desea que los acontecimientos sean como él quiere que sean es un conspirador en potencia, porque cuando doblas la voluntad de uno o muchos a tu favor y no en pro del bien común, ejerces el poder absoluto y eso es la conspiración.
Precisamente, los tiempos que se viven desde los años de principios de los 2000 son el abono propicio para que la conspiración arraigue y crezca, destruyendo el ánimo social, la desconfianza entre los individuos y quebrando la unidad de acción de un país, un continente o el universo.
El 11-M marcó un antes y un después en España. De hecho, el propio 11-M fue una conspiración en toda regla que funcionó a las mil maravillas: doblegó la intención de voto en menos de 24 horas, llegó al poder un partido con ansias de revanchismo y cavaron la fosa de la paz que se venía manteniendo desde el inicio de la democracia. Había un objetivo, los medios necesarios y la voluntad de hacerlo.
José María Aznar pasó al banquillo de los expresidentes al grito de “España va bien”, sin la gloría que él deseaba y por una malísima gestión de la matanza de Atocha. Esto dio paso a José Luis Rodríguez Zapatero, que introdujo la primera brecha guerracivilista que fraccionó de nuevo a las dos Españas y quebró la economía en 2008 destrozando la lozanía económica de los españoles que duraba desde hacía años. ¿Alguien cree sinceramente que ZP tenía suficiente cabeza para que España saliese adelante? No, rotundamente no. De hecho, las propias limitaciones intelectuales del presidente eran parte de la conspiración: un muñeco a las órdenes del globalismo mundial, porque si hubiese sido honrado y listo, no le hubiese pasado lo que pasó.
La sociedad, antes y ahora, estaba aborregada, algodonada a base de derechos reglados por la la socialdemocracia a un coste altísimo.
Una sociedad, que era solo capaz de moverse y echarse a un lado cuando el hambre y el bolsillo aprietan. Así, Mariano Rajoy, después de dos intentos para llegar a la Moncloa, y una rápida visita a México, consiguió alcanzar el poder prometiendo a la España conservadora y del sentido común, que desharía las maquiavélicas y anti españolas leyes que, con ayuda de separatistas catalanes y nacionalistas vascos, sacó adelante.
Pero Rajoy no cumplió su palabra. Se limitó a salvar los muebles de la economía nacional para evitar ser rescatados -eso estuvo bien-, creyendo que con eso bastaba, y pensó otra vez que la España aborregada se quedaría conforme, pero no. Siendo el presidente de la historia de la democracia, con más respaldo en el Congreso, no hizo nada de lo que le prometió al electorado y terminó convirtiéndose en el Partido Popular de 80 escasos disputados. Lamentable. ¿Creen que Rajoy no derogó las leyes de Zapatero porque le parecían buenas…? No, lo hizo porque era también títere de la misma conspiración globalista y malthusiana que todos los demás.
El resto de la historia está más cerca en el tiempo y es fácil de recordar. Pedro Sánchez, otra vez con los odiadores de todo lo que significa España -nacionalistas, separatistas izquierda popular-radical y el PSOE, como partido avinagrado y criminal-, lograron por fin deshacerse del gallego, que por otra parte ya tenía ganas de dejarlo y cuando lo consiguieron se fue a tomar cubatas al bar de enfrente y a recuperar su plaza de registrador.
Y qué quieren que yo les diga, que si todo esto no son los mimbres de una conspiración globalista contra la España católica, que venga Dios y lo vea.
Y si alguien me tacha de conspiracionista, lo seré, pero que lo haga proponiéndome otra versión más creíble que la mía.
El libro oculto de los masones (JSS) de Jesús Sánchez Sánchez. El avance de la sociedad no es producto de la evolución natural del ser humano, es el producto de un camino forjado en contra de la dignidad de la persona para cambiar la visión antropológica de sí mismo y la sociedad. ¿A quiénes han propiciado este cambio, les interesa de verdad el hombre?
Proyectos históricos para la Dominación Mundial (Sekotia) de Varios. La situación actual no es un casual resultado de la ineptitud de nuestros dirigentes a nivel mundial. Todo sigue unas directrices de planificación ya presentes desde Las Constituciones de Anderson, continuadas en Las Máximas de la Masonería Egipciana y en Los Protocolos de los Sabios de Sión. Todos estos documentos están reunidos en este volumen.
La guerra de don Manuel (HomoLegens) de Manuel Guerra. Este anciano sacerdote es una de las cabezas más brillantes y que ha investigado más sobre la masonería real y la aplicación de sus maniobras en el terreno real: la sociedad. En este caso, es un libro homenaje en el que al hilo de una entrevista bien formulada, deja sobre la mesa muchos aspectos de su vida como sacerdote, investigador, profesor, amante del arte y desde luego de la vida.
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