Se trata de la Plaza de Toros La Petatera, un escenario móvil que encarna en músculo y corazón los motivos que justificarían ante las exigencias de la Unesco y que pudiera servir de instrumento en defensa de la razón taurina cultural de una nación.
LA PATATERA, PATRIMONIO DE LA TAUROMAQUIA Y ORGULLO AMERICANO
Víctor José López EL VITO
A LOS TOROS / Caracas, 24.09.2020
Mientras en Venezuela clausuramos plazas de toros y condenamos a la autodestrucción aquellas obras de atrevida arquitectura y orgullo del diseño de profesionales venezolanos como han sido las plaza de toros que simbolizan la presencia cultural de La Fiesta de los Toros entre nosotros.
Hoy somos testigos cómo, en otras latitudes del orbe taurino, se rescatan, remozan y construyen escenarios multiusos destinados al ejercicio de la Tauromaquia y diversos espectáculos culturales, deportivos y de orden ciudadano como el de las grandes concentraciones políticas en sociedades cultas de democráticas.
Casos dolorosos en nuestra tierra son las plazas de toros de San Cristóbal y de Maracaibo. El Nuevo Circo de Caracas y La Maestranza de Maracay. En Barquisimeto La Chata de Patarata o Plaza del Relicario como la bautizaran los cronistas que relataban la actividad taurina en la capital de Lara. Desaparece por invadida y destruida la PLaza de Toros Monumetla de Valencia, espejo de la destrucción a la que ha sido sometida la imagen de una nación con sus calles, edicicios y cara ciudadana embadurnada de pobreza y de miseria.
Ejemplo contrario son los escenarios rescatados por la Tauromaquia, como ha ocurrido con la histórica Plaza de Toros del Puerto de Santa María en Cádiz, plaza que tras el éxito de su reapertura al público andazluz se convirtió en centro para los ataques a la fiesta de los toros por parte de sus enconados enemigos.
En Madrid, hará cosa de escasos años la Chata de Vista Alegre se transformó en un Coliseo maravilloso, un escenario que cumple a cabalidad con su misión de sustituir un histórico y a la vez teatro para conciertos y hasta para albergue de manifestaciones políticas como lo han utilizado enemigos de los toros como son los dirigentes y militantes de Unidas Podemos.
Ni hablar de La Coruña, que con un fastuoso coliseo multiuso se incluyó en el calendario taurino ibérico. Ejemplos como estos, sobran, pero quería referirme en particular a una muy curiosa plaza de toros portátil que existe en México desde el Siglo XVVI.
Se trata de la Plaza de Toros La Petatera, un escenario móvil que encarna en músculo y corazón los motivos que justificarían ante las exigencias de la Unesco y que pudiera servir de instrumento en defensa de la razón taurina cultural de una nación.
Argumentos culturales como nos ha ilustrado nuestro admirado amigo François Zumbielh que sostiene una lucha permanente a favor de los toros en el mundo.
La Patatera, una plaza de toros portátil que reúne al pueblo de Colima desde 1658, cuando la ciudad derruida por causa de una serie de temblores, movimiento telúrico, que por repetido, parecía infinito hasta que los ciudadanos de Colima invocaron la protección de San Felipe de Jesús.
La plaza de una obra arquitectónica muy ingeniosa, ideal para las zonas sísmicas gracias a su estructura. Ingenioso su esqueleto entretejido y amarrado, que responde a una obra arquitectónica inteligente, dotada de una estructura flexible, ingeniosa y eficiente para la zona sísmica. La estructura es un esqueleto entretejido entre sí y amarrado con sogas en perfecta armonía. La estructura (*) está prevista de gran estabilidad estructural de un costo bajo de construcción. Está formada estructuralmente por un entramado de madera de varios tipos de los que se dan en la región y de acuerdo a las características del sistema, ya sea para absorber esfuerzos de tracción a través de polines y largueros, como para transmitir las fuerzas de compresión al terreno mediante horcones.
La obra se inicia una vez que se ubica el centro del terreno y se traza el círculo que define al ruedo, el cual tiene un diámetro de sesenta metros y la superficie construida cerca de los tres mil metros cuadrados. El área de graderías, construidas también en madera, tienen un área de dos mil m², lo que permite un cupo de aproximadamente cinco mil espectadores. Estas graderías están divididas en 70 secciones o tablados, los cuales pertenecen a 70 concesionarios distintos que son los que almacenan, construyen y posteriormente desmantelan la estructura. El conjunto arquitectónico de la plaza de toros se complementa con la zona de corrales, construida con los mismos principios de la plaza. Las sombras representan el sistema complementario de la plaza y consisten en la cubierta que se prepara con enjaules de otate, todos con el mismo ancho pero de diferentes longitudes, las que se conocen como sombras largas y sombras cortas. Sobre estos enjaules se cosen los petates con mecate y agujas de aria. “Las faldas” son la cubierta de la plaza, las que están hechas de petate y se colocan en la parte baja de las gradas, así como en las escaleras de cada uno de las plateas. Para realizar esta obra, cada concesionario de tablado aporta cinco horcones, cinco soleras, tres latas largas, tres cortas, docena y media de tablas para platea, los asientos y los estribos, media docena de trancas para el ruedo, cuatro docenas de petates y seis sogas para amarrar.
El maestro de la obra define si la condición de los materiales es aceptable o no, en caso contrario deberá proporcionarlos nuevos. El concesionario contrata a los tabladeros por una cantidad fija que incluye el montaje, la terminación, el mantenimiento durante las fiestas así como el desmontaje final, entonces recoge el material en el sitio para llevárselo a guardar el resto del año y protegerlo en algún rincón de su propia casa. Cabe resaltar que la plaza, pese a su construcción nunca se ha derrumbado. La Petatera fue declarada en julio de 2013, patrimonio culural del estado de Colima … Ahora camina hacia el reconocimiento de la Tauromaquia como Patrimonio Cultural intangible de la Humanidad.
(*) Datos suministrados por Alfredo Gómez "Brillante", matador de toros
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