Así que con la pérdida de Pepe Márquez, de Federico Sánchez Aguilar, de Miguel Ojeda, de Manolo de Celis, de Simón y de Cornelia, morimos todos también un poco. Porque la vida sin ellos, sin duda, ya no será igual.
Esta semana, cinco hombres y una dama, nos dejan un gran vacío. Los seis, con acentuado carácter de amor al toro y su mundo.
Pepe Márquez, mi primer torero
Torero de mi tierra, Almería, Pepe Márquez llegó a tener un notable nombre como novillero en los años sesenta. Un torero de valor y pinturería, que para mí -concretamente para mí- fue un gran aliciente en esto de la vocación taurina.
Cuatro años mayor que yo, toreó un festival -yo creo que fue su debut en público- en Vera, mi pueblo. Y estuvo tan valiente, se ponía muy de verdad, de forma que aquella imagen saliendo una y otra vez por los aires, me impactó de qué manera. Al final fui uno de los que lo sacaron a hombros. Yo apenas tenía once años. A hombros hasta el hotel, que estaba en la otra punta del pueblo. He recordado muchas veces con Pepe esta entrañable anécdota.
Y he compartido con él muchos miedos y anhelos (también alegrías) asimismo en las carreras novilleriles de sus hijos Pepe y Blas, los dos también ahora banderilleros de tronío, y lo más reciente que nos quitaba el sueño, la afición de su nietito Blas, enrolado ya en la Escuela Taurina de Almería.
A raíz de una cornada muy fuerte que sufrió en Laujar, a principios de los ochenta -siendo ya banderillero-, puso fin a la profesión; sin embargo, nunca se apartó del mundo del toro, para ocuparse directamente de la carrera de sus dos hijos, y además ayudar a todos los toreros sin excepción de Almería.
Fuera de los ruedos, Pepe Márquez fue un magnífico relaciones públicas, virtud que le aupó al estrellato en sus espléndidos negocios como comercial.
Federico, maestro y amigo
Y al día siguiente, el adiós de Federico Sánchez Aguillar, maestro del periodismo y amigo también del alma. Periodista y dos cosas más -radiofonista y zarzuelero-, que estas fueron sus tres grandes pasiones. De modo que su vida fue muy completa, también porque su peculiar carácter, estilo y personalidad, le dieron una pátina de clasicismo, que, como él decía en lenguaje castizo de su propia identidad, con gracejo e ironía, no se podía aguantar así mismo. ¡Anda, su madrileñismo!
Tal fue Federico Sánchez Aguilar. Maestro de la comunicación, en la que destacó con esa "chispa", mezcla de ingenio, gracia y seriedad, que era una rara combinación que sólo se da en personas con su talento, fina agudeza y alto -muy alto- nivel cultural.
Porque son los reventas los que en ocasiones prestan de verdad categoría a las grandes ferias. Donde están ellos hay carteles de calidad.
Y como se da la circunstancia de que Miguel Ojeda fue un gran profesional en lo suyo, un hombre cabal, sincero y honrado, que nos sacó a muchos de importantes apuros cuando ya no habían entradas en las taquillas, vale aquí este homenaje en su despedida.
El bombero "Manolín"
Un cariñoso recuerdo también para el torero cómico Manuel Celis, que popularizó el nombre artístico de "Manolín", y que tuvo destacadas actuaciones en el espectáculo "El Bombero Torero" que fundara su padre, Pablo Celis.
Manuel Celis falleció el jueves, a los 87 años. Y con él se acaba una forma de torear que hace décadas era todo un espectáculo cómico-taurino-musical, las famosas charlotadas que llenaron las plazas de toros en España, Francia e Hispanoamérica. Un tipo de festejo en el que se iniciaron muchas aficiones infantiles al toreo y que fue muy rentable, en ocasiones incluso para salvar otros espectáculos, como determinadas corridas de toros que no tenían buenas taquillas en los abonos de las ferias.
Simón el de "Aplausos"
Y turno también en estas tristes despedidas para un hombre modesto, muy conocido y querido por los aficionados: Simón Rodríguez. Simón a secas para todos. Vendedor en los tendidos de todas las plazas de toros, en todas las ferias, de la revista "Aplausos", y de lo que encartara, como llaveritos, figuritas, calendarios y banderines, todo con sello taurino, además de la imprescindible lotería.
Simón murió el viernes en Madrid, y era admirado por todos, por su afecto y cordial trato.
En su humilde curriculum, Simón tenía anotado que también quiso ser torero, pues llegó a torear de luces nada menos que con Dámaso Gómez, en Badajoz, en 1952, una tarde de mucha gloria para él, ya que hasta salió a hombros. Aunque, por su pequeña estatura y sobre todo por el miedo -según confesión propia-, le sacó más rentabilidad a esto de la venta ambulante, por la que todos le recordamos.
Cornelia, qué elegante y gran señora
Finalmente, en Bilbao, la muerte de una gran señora que con su elegancia y amor por la Fiesta ponía una nota de distinción en uno de los palcos de la plaza de Vista Alegre en las Corridas Generales.
Cornelia Negueruela, ha dejado huérfanos de amistad y sabiduría taurina a mucha gente de un entorno que llora su partida también con desconsuelo.
Fue Cornelia asidua a coloquios, eventos y citas taurinas de peñas, entidades y programas televisivos, donde dejó sello de elocuencia y generosidad. Mujer de mucha categoría.
Así que con la pérdida de Pepe Márquez, de Federico Sánchez Aguilar, de Miguel Ojeda, de Manolo de Celis, de Simón y de Cornelia, morimos todos también un poco. Porque la vida sin ellos, sin duda, ya no será igual.
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