Esta es la vida de los famosos que, creyéndonos a todos retrasados mentales se apuntan a la izquierda porque esa creencia viste mucho de cara a sus fans. Los famosos, mucha izquierda de cara al gentío, pero ellos viven en mansiones de lujo y desarrollan su existencia como monarcas. Y así son la mayoría de los famosos de turno que, sabedores de que la sociedad en líneas generales es retrasada mental, vendiéndoles la burra de la izquierda tienen más adeptos.
Resulta curioso por parte de Joaquín Sabina que, a estas alturas de su vida, con sus setenta años, quiera renunciar ahora a su condición de progre. ¿Será que teme que la izquierda pueda perder las próximas elecciones y cuando esto ocurra estar ya situado en la otra trinchera? No tengo ni idea pero lo que sí está claro es que su actitud es deleznable además de penosa y estúpida.
Claro que, el problema no son los famosos que se autodefinen de izquierdas para atraer a la masa borreguil; la gravedad del asunto estriba en que esa masa inconsciente, retrógrada e incapaz de pensar y razonar en lo más mínimo, les sigue adorando a gentes como Joaquín Sabina porque saben que tienen la misma militancia que todos los desarrapados que les siguen.
Entiendo que en la izquierda milite la clase obrera, aquellos que jamás han visto un libro, por tanto, que no se han preocupado de saber la historia de España pero que, dada la humildad en que viven es casi lógico que esperen el milagro que nunca llegará; pero si ellos tienen fe, alabado sea Dios. Ahora bien, que todas esas gentuzas que viven opíparamente con su arte, con su talento, con sus criados y mansiones, que quieran equipararse con los que no tienen nada me parece un desacato en toda regla, además de una burla hacia el proletariado.
Eso sí, ellos, los acaudalados en sus distintas facetas, lo lógico sería que tuvieran en sus mansiones media docena de pobres para darles trabajo y comida; eso sí sería empatizar con la izquierda que ellos proclaman. Pero como todo es mentira, el mundo del artisteo es como el de la política puesto que, los políticos que dicen defender a los pobres, los que se jactan de pertenecer a los partidos de izquierda, los humildes les importan una puta mierda porque ellos si viven como maharajás mientras que al pueblo llano que les ha votado que les parta un rayo.
Esa actitud canallesca es la propia de los partidos de izquierda pero, como explico, que listos como Joaquín Sabina que han militado siempre en la otra parte del rio, es decir, de la lógica que puedan entender cualquier ser humano que razone apenas un poquito, decir ahora que ya no es tan de izquierdas, me parece una perogrullada estúpida. Pero claro, los famosos son muy listos y saben a qué partido apuntarse. De cara a los ayuntamientos que les proporcionan muchas galas en cientos de pueblos de España, aquello de ser del mismo partido que gobierna al pueblo citado eso da muchos puntos a favor. O sea, como vemos, es todo un conflicto de intereses comerciales que tan bien les va a los artistas puesto que, con el carnet en la boca tienen el pan asegurado. Tontos no son.
Es cierto que, estos personajes engañan a la chusma; primero a los dirigentes políticos que les dan cancha para que puedan actuar y, más tarde, a todos los descamisados que no han comprendido todavía que, para comprarse una camisa tiene que haber trabajo y para que éste no falte, hacen falta empresarios que se jueguen su patrimonio por aquello de crear miles de empleos. Y siendo así, muchas veces me pregunto, ¿de qué sirve la izquierda si no es para atentar contra el progreso y la libertad?
Pero mientras el mundo siga rodando el problema seguirá vigente puesto que, los Sabina de turno saben vender muy bien la burra para que la gente entre al trapo para que, a su vez, dejen de comprar el pan si hace falta, pero que ese dinero se lo gasten comprando la entrada para ver actuar al listo correspondiente. Sabina, ponte un diez, porque has descubierto la pólvora diciendo que ya no eres tan de izquierdas.
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