La hacienda"La Cumana"en las cercanías de Tucacas fue el mejor escenario con su plaza de tientas remozada, con cómodos y limitados tendidos de asentaderas plásticas que soportaban pesados cuerpos en el pleno disfrute de los festivales, que comenzaron al mediodía con reconocidos aficionados prácticos venezolanos que jamás desentonaron ante astados de diversos hierros y comportamiento.
Luis Acosta el más veterano de los aficionados prácticos, estuvo decoroso ante una vaquilla de limitadas fuerzas que en su nobleza permitió a Acosta demostrar conocimientos en aislados derechazos para dar la primera vuelta al ruedo.
El aragueño Humberto Morales, quizás el menos placeado, fue una agradable sorpresa de buenos detalles con la muleta en derechazos de planta firme aplaudidos con la res cortijera.
El andino Miguel Suárez se enfrentó a un novillo de "Rancho Grande" de buen pitón derecho, que requería firmeza de plantas y recursos, el joven médico instrumento algunos derechazos y de pecho y como atizó espadazo sin puntilla dió la vuelta al ruedo enseñándo las dos orejas entre aplausos.
Augusto Rodríguez sobrado de empeño, nada loable logró con un novillo de"San Antonio" que reclamaba mayores recursos. Su empeño lo reconocieron en la vuelta al ruedo tras el fallo con la toledana.
Arnold Miranda estuvo a la altura con un buen astado muy exigente de "Laguna Blanca", con el cuál pronto tomó el sitio en cambiado por la espalda y derechazos de buena factura. Antes había compartido con éxito las banderillas con los matadores "Maravilla" y JE Colombo de paisanos. La faena tuvo tanto interés como el pinchazo y la estocada arriba para recibir una oreja.
Homero Polanco reiteró su buen gusto torero al torear a la veronica y luego sobre la diestra, marcando el trazo con temple, para despachar al primer viaje y recibir apéndice, cerrando así este festejo abreboca de lo que vendría dos horas más tarde.
Marco Pérez auténtico milagro
Era alta la expectativa por conocer la valía de Marco Pérez en nuestro país, después de sus sonados éxitos, y a fé que con su maravillosa precocidad e inteligencia estuvo a la altura de sus compañeros de cartel de amplio recorrido profesional.
Erick Cortez con el primero de su propiedad ganadera, lo cuidó con mimo administrandole sus fuerzas y aprovechando su bondad para endilgarle muletazos de temple y desparpajo en doble tanda para recibir la primera oreja de la tarde. El cuarto con el hierro de "San Antonio", se dejó ver el clacisismo y sobrado empeño de Cortez que supo a media altura cuidar al astado en varias tandas de buen corte para despachar de poco más de medio espadazo y recibir las dos orejas aplaudidas con fuerza en la vuelta al ruedo.
Jesús Enrique Colombo tuvo su gran tarde con los novillos de "San Antonio" sobre todo con el segundo, donde hubo más aplomo y concretos propósitos en larga faena sobre ambas manos, exprimiendo los muletazos al bravo astado entre la aprobación general, siempre con el engaño en la cara para hilvanar los muletazos.
En el primero que también banderilleo con habitual facilidad privó más el efectismo de pronta reacción con muletazos en todos los terrenos.
En ambos astados se asomó el pañuelo del indulto desde la presidencia, y el joven torero de Tariba, dejó sus espadas en el fundon, para compartir el entusiasmo popular con los trofeos simbólicos en las vueltas al ruedo.
Marco Pérez señores, no es el irrazonable empeño de lo imposible, con don de maná caído del cielo. No ..todo lo trae de Salamanca, natal tierra de extraordinarios maestros del toreo, desbordando el sublime placer de lo merecido.
Está clarito de ideas, con valor seco, siempre bien colocado con limpieza y ritmo.
Sus dos novillos con la nobleza del pan de San Antonio, permitieron ver un torero de pie a cabeza en su menudito cuerpo, que sabe torear con gusto a la veronica, correr la mano con temple, aguantar los muletazos sin desfigurar su rostro ni apretar los dedos de sus pies. Es una figura en ciernes sin temor a equivocarnos.
Tiene técnica, colocación, personalidad y calidad y dejo en la plaza de "La Cumana" aureola de esperanza y renovación en el toreo eterno que no acepta modernismos.
Su primer novillo fue indultado y del otro, un bonito jabonero recibió las dos orejas y el rabo para salir a hombros con Cortéz y Colombo, en festejos que abren la puerta de la esperanza a la nueva realidad taurina que parece avecinarse en el país.
Vale indicar en éstas bonitas tardes toreras de reencuentro en la joven casa ganadera de Edgar Bravo, que brilló en la mojada arena la genética del hierro de Victoriano del Río en los ejemplares jaboneros y los de negra pelambre con la sensibilidad y carácter de la divisa también española de García Jiménez, en una ganadería venezolana de éxitos y futuro, donde se lucha con denuedo para no desmayar en los mejores propósitos ganaderos en tiempos difíciles.
Solventes las cuadrillas con los hermanos Guimerá a caballo y con Gerson Guerrero y José Linares efectivos y atentos con la capa, Carlos Pizzuto yendo con regularidad y acierto con palos multicolores y Liecer Paredes certero con la puntilla.
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