"..El sicariato como solución contra la libertad. 14 millones a Broncano. 6.666,6 salarios de esta empresa. Y esta gente es la que pretende mostrar al toreo como símbolo de los males de España. Manda huevos con esas lecciones de moral de una mafia al mando de la policía, jueces, tribunales, ficales, haciendas y agencias. Lecciones de moral, en las plazas de toros.."
Comprando a Gallito para matar a Belmonte
Era necesario visualizarse como presidente del Gobierno de España al lado de calaveras y esqueletos del Valle de los Caídos. Lo era porque ya en política todo lo inmoral sirve para ser viral. Lo era porque la política, que ya ha conseguido que El Congreso de los Diputados sea el lugar donde se enmascara la violencia más rancia, trata de prestigiar una violencia de bandos acusando al contrario de serlo. No reconocería a España hoy ni la madre que la parió, habiendo llegado a unos niveles de estercolero político, cuyo nivel pedagógico sobre el uso de la violencia, el insulto y la inmoralidad más chabacana ha llegado a extremos de despido. Despedirlos a todos, un imposible lamentable. Que vayan todos a ese lugar de violencia y de asesinos natos que es una plaza de toros, para aprender los verbos estar y ser. Saber estar y ser tolerantes.
No hay más fea taberna, más patio de Monipodio ni peor lugar para ser españoles que ese hemiciclo llamado Congreso, mercado fenicio de trabuco serrano que ha hecho de la violencia más rancia su modus operandi.
Desde ahí, parte la imagen de un presidente entre calaveras y esqueletos desenterrados haciendo de lo inmoral algo viral. Un ejercicio de sociopatía de un psicópata peligroso. De ahí, aparte el blanqueo de Bildu, ganador virtual de las elecciones del país vasco luego de ser lavado a mano por el PSOE convirtiendo a post asesinos en caperucita roja. Con el PNV dando la mano en Madrid a sus enemigos naturales que en el País Vasco les van a comer el turrón. Y con el PSOE a la espera de echar números, para traicionarse a sí mismos por enésima vez. Y resulta que estos son los que nos llaman cavernícolas y violentos.
De ahí, de ese hemiciclo parten mordidas, rufianes, corruptelas, mujeres rubias de semibote esposas del poder, tapaderas de ladrones y subidas de impuestos a un país que está a punto de creerse machista, violento, inculto y chabacano porque así insiste esta clase política en describirnos. Una clase y casta de cefalópodos a la que pagamos por verbalizar estiércol, odio y violencia. Nunca un país pagó lo que no tiene y lo que necesita para vivir a gentes de tan mala catadura moral y de media neurona con hongos de podredumbre. Desde ahí, se avala a esa Moncloa que va a gastarse el dinero de todos en financiar a Broncano para TVE solo con la finalidad de cortar las alas a Pablo Motos, que es disidente de la fábrica de la violencia. La Moncloa comprando a Gallito para matar a Belmonte. El sicariato como solución contra la libertad. 14 millones a Broncano. 6.666,6 salarios de esta empresa. Y esta gente es la que pretende mostrar al toreo como símbolo de los males de España. Manda huevos con esas lecciones de moral de una mafia al mando de la policía, jueces, tribunales, ficales, haciendas y agencias. Lecciones de moral, en las plazas de toros.
Un ministro. Puente, que persigue escritos donde le llaman feo, siéndolo, de la misma forma que no persigue escritos donde se califica de guapo o adonis a su jefe, ese pésimo torero de espejo, cuyo onanismo acciona sólo al verse asimismo. Y con el pastor del país en masturbación continuada, las ovejas a su aire sin rumbo. Un fútbol millonario en producción y millonario en casos y en corruptelas, oscurantista y macarra. Una cultura en manos de un pijo progre que sonríe enseñando sus dientes de pego de dentista caro a los Miura, mientras por dentro los desprecia y sataniza. Un cine pagado y vuelto a pagar que vive de sus fiestas egocéntricas y endogámicas llamándose cultura productiva de España.
Para cultura por saber estar, por decencia, por equidad, el toreo y una plaza de toros.
Cómo hemos llegado a este inimaginable mundo de la apología enmascarada de la violencia más guerra civilista es algo inaudito. A no ser que el pueblo soberano tenga metido un chute de larga duración que le haya hecho inmune a la desvergüenza, a la coherencia, al talento y a lo racional y justo. Tiempos de macarrismo los ha habido, pero del tamaño actual donde solo faltan las pistolas, jamás. Por eso el toreo, esos más de 11 millones de españoles que van a los toros, es el refugio de siempre, donde siempre habita la coherencia, el temple, el mérito de lo que se gana a pulso, el sentido de no robar, la idea de lo justo. Un hábitat y un ecosistema sin carné ideológico, capaz de vivir en paz y seguir adelante. Que vayan a los toros toda la raza política y que el redondel de cal dibujada se trague y canibalice ese hemiciclo de jauría de perros.
Recordemos. No importa el tamaño del perro de pelea, sino el tamaño de la pelea dentro del perro.
Madrid, 5 de Abril de 2024
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