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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

miércoles, 25 de septiembre de 2024

Real Madrid 3-2 Alavés: Paseo, siesta y negreirato / por Andrés Torres



3-2: Paseo, siesta y negreirato

Andrés Torres
La Galerna/Madrid, 24 septiembre, 2024
Júbilo, regocijo. Albricias. Acostumbrados al eterno baldío que constituyen los primeros tiempos en Liga para nuestro Madrid, esta vez los de Carletto sólo tardaron 54 segundos en abrir el marcador ante el Deportivo Alavés en el Bernabéu. Un excelso y kilométrico cambio de juego de Fede Valverde —¡ay, madre, como añada la precisión tierra-aire de Alonso o Becks a su repertorio!— y un demarraje supersónico de Vini ante un defensor babazorro que aún estaba ajustándose la espinillera fueron suficiente para que Lucas Vázquez apareciera por sorpresa para hacer el 1-0, el segundo de los goles anotados en el primer tiempo por el Real Madrid en lo que llevamos de temporada. El último, Goes en Mallorca en la jornada inaugural de los blancos, informa la central de datos del chat de La Galerna.


Tuvo que ser Lucas Vázquez, el gallego infalible, para desesperación de Luis García Plaza en recuerdo de aquellos memorables e iracundos espasmos incontenibles que le provocó un gol noventoide del Madrid en Mendizorroza la temporada pasada. También fue entonces obra de Lucas Vázquez, la única novedad de un once tradizzionale de Carlo, en el que esperábamos más cambios, máxime considerando lo maltrecho del hombro de Jude y que en cuatro días viajamos a territorio comanche donde nos esperan con el Tomahawk entre los dientes. No obstante, ya sabemos que Ancelotti con esto de las rotaciones es como el legendario Rotato Potato de la teletienda de madrugada.

Adelantarse tan pronto en el marcador sentó bien al Madrid, que acogotó a su rival sin mayores complicaciones por más que la infografía en televisión informara del empate a una ocasión de gol para ambos equipos. Debió ser por un despeje peculiar de Rüdiger o un tiro raso que detuvo Courtois sin mayores complicaciones. En cualquier caso, un Alavés timorato poco a poco se fue sumiendo en la indiferencia, siendo lo más reseñable una carrera perdida del trompetero Villalibre ante las extravagantes rodillas levantadas de Rüdiger.

Entretanto, el colegiado anulaba por claro fuera de juego una pieza de la Filarmónica de Chamartín con Bellingham como director de orquesta. El Rock&Roll se lo reservaba Vini, que dejó un roto impresionante sobre Mouriño —con “ñ”— que castigó con una falta intempestiva al carioca. Fue entonces cuando Muñiz Ruiz, así se llama el susodicho del pito, amonestó a Vinícius por encorajinar al público con un vamos carallho. Mbappé, flipando, aunque, claro, más fliparía su marcador pocos minutos después.

Al filo del descanso, Kylian descargó de tacón sobre Bellingham que, sutil como acostumbra, filtró un medido pase interior al 9 merengue. Fue entonces cuando Mbappé, para anotar el segundo, en único, fino y veloz movimiento, se deshizo no sólo de este Diarrá del Alavés, sino de todos los Diarrás balompédicos del mundo. 2-0, golazo, no hay quinto malo.


Con el partido prácticamente resuelto compareció el Real Madrid en el segundo tiempo para a los tres minutos de la reanudación resolverlo del todo. O eso parecía. El caso es que Rodrygo, reivindicativo esta noche, aprovechó el ensimismamiento babazorro para avanzar, avanzar, avanzar y hacer el tercero entre las piernas de Sivera. Dada la situación —y sin tener que jugar en el Metropolitano el domingo— el Alavés comenzó a mover el banquillo mientras Ancelotti seguía mascando chicle.

CON EL PARTIDO PRÁCTICAMENTE RESUELTO COMPARECIÓ EL REAL MADRID EN EL SEGUNDO TIEMPO PARA A LOS TRES MINUTOS DE LA REANUDACIÓN RESOLVERLO DEL TODO. O ESO PARECÍA

Los primeros cambios llegaron, fiel al estilo Carletto, en torno al 70´. Un ovacionado Valverde y un muy buen Rodrygo Goes esta noche dejaban su lugar a Modric y a Endrick, con veinte minutos por delante, ante una especial expectación del Bernabéu.

Poco tardó nuestro joven James Brown brasileiro en abrir el tarro de las esencias con un disparó seco desde la esquina del área que astilló la cruceta del arco del Alavés. Poco después dejaba un recadito en una tarascada con Mouriño, un tipo especialmente indigesto. Mucho de Endrick en poco tiempo. No obstante, la felicidad era incompleta. Nos faltaba Aladin Güler. Incluso Vallejo, que contemplaba el partido en la banda con el chaleco de los suplentes, en espera de una oportunidad que llegó en el 78 entre la aclamación de un estadio que aún recuerda los críticos minutos que disputó con solvencia en aquella memorable eliminatoria contra el City. Ambos entraban en liza en sustitución de Militao y Mbappé.

En aquel momento, todo parecía plácido y feliz .

Entre tanto cambio, Protesoni, que es un futbolista del Alavés, no un medicamento, recortó distancias en el 85´con un fenomenal disparo desde la frontal que provocó el cabreo de Ancelotti, molesto por cierta relajación merengue, dejadez que desataría su cólera apenas un minuto después cuando Kike García, que siempre nos moja, puso un sorprendente 3-2 en el marcador tras una pérdida madridista.


Que inesperadamente el partido recobrara toda su emoción, el precio de la falta de concentración de un Madrid que se despistó en los cambios que tanto reprochamos tardar hacer al bueno de Carlo. Y nosotros, incautos forofos, que esperábamos una noche tranquila y nos enchufan seis minutos de descuento. Para jugarlos entraba Fran García en lugar de Vinícius, que se fue despotricando con no se quién en la banda. Se viene lío portanalítico. Endrick, muy activo, pudo sentenciar tras un buen pase de Modric mientras el Alavés balón largo a balón largo y córner a córner llevaba la zozobra a las gradas. Afortunadamente no hubo tiempo para más, salvo la discusión que, concluido el partido, mantuvieron García Plaza y Ancelotti ¿a propósito de Vinícius?

QUE INESPERADAMENTE EL PARTIDO RECOBRARA TODA SU EMOCIÓN FUE EL PRECIO DE LA FALTA DE CONCENTRACIÓN DE UN MADRID QUE SE DESPISTÓ EN LOS CAMBIOS QUE TANTO REPROCHAMOS TARDAR HACER AL BUENO DE CARLO

En cualquier caso, maquillajes del marcador y lapsus de concentración —que en otras latitudes futbolísticas pueden ser mortales— al margen, —si es que tal cosa es posible— el hecho es que el Madrid acumula toda una Liga sin perder, con el Metropolitano en el horizonte, allá donde sufrimos nuestra última derrota para deleite indio.

El domingo llega la hora de la venganza.

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