Yo no estuve allí, pero he visto, varias veces, la faena integra en video, y he querido dejar pasar varios días, analizar detenidamente lo ocurrido, antes de pronunciarme al respecto. En el primero Manuel estuvo muy bien, como siempre, y cortó una merecida oreja, pero el lio grande vino en el quinto de la tarde, un toro con más posibilidades, encastado y enrazado, y por tanto exigente, como suele ser todo toro verdaderamente bravo. Manuel estuvo sensacional de principio a fin, desde que se abrió de capote hasta que pasaportó al toro de una perfecta estocada, y así lo han contado las crónicas de la corrida. A su labor no se le puede poner un pero, porque fue perfecta, cumbre en los tres tercios, pues sabido es que Escribano siempre banderillea sus toros, siempre se entrega al máximo y siempre da espectáculo. Con el capote perfecto, con las banderillas colosal, poniendo pares muy arriesgados, muy de verdad. Con la muleta su labor podemos asegurar que fue una de las mejores faenas que hemos visto en lo que va de temporada por técnica y por calidad, toreando por ambos lados. Todo lo hizo muy bien. Pues sabe torear con tanta calidad como puedan hacerlo los primeros del escalafón; sabe lidiar tan bien como lo haga el que mejor lo haga, puede con todo, tiene una técnica como el que más tenga, se entrega al máximo, y con la espada es un cañon.
Bueno, pues a pesar de todo ello el presidente, que no tuvo su tarde, solo le concedió una oreja, cuando el público, por unanimidad, pedía las dos, y obligó a Manuel a dar dos vueltas al ruedo. Este presidente debe pensárselo antes de volver a subir a un palco. Es cierto que el toro fue un gran toro, que sacó lo mucho bueno que llevaba dentro, pero no menos cierto es que el torero supo sacárselo; por mucho bueno que un toro lleve dentro, si el torero no es capaz de sacárselo no lo mostrará. En resumen, podemos decir que, “vimos el torero que vimos gracias al toro que vimos, y vimos el toro que vimos gracias al torero que vimos”.
Tras cuanto hemos expuesto yo pregunto a los empresarios: ¿Señores empresarios, siendo Manuel Escribano tan gran torero, que siempre da espectáculo, que puede con todo, que lleva la emoción a los tendidos, que es de lo que se trata- pues si no hay emoción la fiesta se muere- por qué no le dan más y mejores carteles? Creemos que hoy en día cualquier feria que no cuente con Manuel Escribano no será una feria completa, porque falta uno de los dos o tres toreros, como mucho, más capaces de todo el escalafón, y al que los públicos quieren ver. No me parece mal que le den la de Victorino, de Miura o del Adolfo, pero denle también otra de Victoriano del Rio, de Justo Hernández, de la Palmosilla, de Núñez del Cuvillo, de Juan Pedro, etc. O si quieren, denle la de Fuente Ymbro, que algunas figuritas no quieren, porque es muy encastada y enrazada, por tanto, muy brava (siempre echa tres o cuatro toros con posibilidades de triunfo grande), para buenos toreros, para toreros muy capaces. Pues con las que, habitualmente, matan las figuras, él es capaz de estar tan bien como la máxima figura del momento.
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