En el toreo es condición básica, sobre todo para llegar a ser figura, tener una inteligencia muy alta, puesto que el torero se enfrenta a un animal mucho más poderoso que él, y en un segundo le puede quitar la vida. Pero además de gran inteligencia son condiciones o cualidades, también fundamentales, tener valor y arte, en mayor o menor proporción. El valor es una condición sin la cual no se puede ser torero, puesto que para nosotros, al fin y al cabo, el valor es la capacidad de controlar el miedo, porque miedo físico, es decir, a la cornada, todos los toreros tienen más o menos. Además, hay otro miedo que es a no estar bien, a fracasar, pero estamos hablando del miedo físico.
Y ese miedo físico se controlará más cuanto más inteligente se sea, es decir, cuanto más conocimiento del toro y sus reacciones-que son diferentes en cada toro-se tenga, pues ello le da al torero capacidad de adelantarse a lo que va a hacer el toro en un momento determinado, y por ende le da más capacidad de pensar rápido delante del toro. Si por el contario está condicionado por un gran miedo físico, porque duda de lo que hará el toro, porque no entiende al toro, ello le impedirá pensar bien cuando esta delante de él. También hay un valor inconsciente, es decir, que el torero atropella la razón, porque no ha comprendido el peligro que ese toro tiene, por falta de inteligencia, de conocimiento del toro. Naturalmente esto es muy grave.
El arte es diferente, aunque cuanto más arte se tenga mejor, más pronto llegará a los tendidos cualquier cosa que le haga al toro, pero ha habido y hay grandes figuras del toreo que han estado prácticamente ayunos de arte, sin embargo, han conseguido tener muchos partidarios, muchos seguidores, gracias a su valentía, su capacidad de arriesgar mucho ante él toro, de su capacidad para conectar con los públicos y, en definitiva, de su personalidad. Y por el contario ha habido toreros muy artistas, pero no han llegado a ser grandes figuras porque les ha faltado valor, que al fin y al cabo es inteligencia para comprender al toro y saber darle la lidia adecuada en cada momento. Algunos toreros me han contestado, cuando les he preguntado, ¿qué le vieron al toro, que nadie en la plaza se lo vio, y les hizo estar muy desconfiados? , ¡que se veían cogidos, que notaban que el toro quería cogerles, y les iba a coger! En estos casos su mente estaba nublada por el miedo físico, y veían lo que no era. Claro que en otras ocasiones llevaban razón, porque ellos, a un metro del toro, veían cosas que los que estábamos en los tendidos no lográbamos ver.
Pero volvamos a la inteligencia que, como decíamos es fundamental. Además de entender al toro, también permite, a los que la tienen, desarrollar una gran técnica, que ayuda a dominar al animal. No conocerán a ninguna figura del toreo que sea torpe, al contrario, son muy inteligentes, aunque fuera de la plaza, puede que, por las razones que sea, no les vaya bien en la vida.
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