Pensamos que aquel que tiene buenos y verdaderos amigos tiene la mayor riqueza que se puede tener, y es evidente que a medida que uno va cumpliendo años, se va dando cuenta de que al final, dos son las cosas realmente importantes en la vida: La familia y los verdaderos amigos. Si además de ello tiene un verdadero amor, que no pida más porque bastante afortunado es; en realidad es un ser privilegiado.
Ahora bien, situándonos en la realidad, hay dos tipos de amistad: a) La de conveniencia, basada en el interés mutuo. Sería así: A ti te interesa mi amistad por diversas razones, y a mí me interesa tu amistad por razones diversas. Los dos lo sabemos, los dos fingimos, y aquello funciona hasta que deja de interesarnos. b)La de verdad, basada en la comprensión, afinidad, el agradecimiento, lealtad, sinceridad y respeto.
Pero en la vida cotidiana usamos la palabra amistad muy frecuentemente; con seguridad de forma excesiva, aunque es algo sabido y aceptado coloquialmente.
La verdadera amistad es, para nosotros, "un sentimiento noble y puro que nace en la mente, crece en el corazón y reside en el alma, que solo a Dios pertenece". Esta forma de pensar nos lleva a hacer una clasificación de los amigos, que utilizamos en la práctica diaria, y seguidamente exponemos:
a)Conocidos (te lo presentaron , habéis hablado y poco más).
b)Amiguetes: Os conocéis y habéis tomado alguna copa juntos.
c)Simplemente Amigos: Incluso puede que hayáis comido juntos, os habéis visto varias veces y hablado de temas más o menos profundos.
d)Buenos amigos: Os conocéis desde tiempo, simpatizáis bastante, habéis comido juntos y salido a una fiesta o cena.
e)Muy amigos: Ya hay algo más. Os contáis algunos problemas que tenéis, e incluso os habéis hecho favores importantes.
f)Amigos del alma. Simpatizáis mucho, tenéis muchas cosas en común, pensáis igual en muchas cosas, os contáis todos los secretos, estáis dispuestos a hacer uno por el otro cualquier cosa. Realmente os queréis de verdad, y cualquier adversidad que tenga uno el otro la sufre también. De estos hay pocos, poquísimos.
Nos vamos a referir a la segunda, pues la primera de amistad solo tiene el nombre, y dentro de la segunda a los “amigos del alma”, que es el máximo nivel, sustentado, como decíamos, en la comprensión, afinidad, el agradecimiento, sinceridad y respeto.
Comprensión.- Son dos personas que verdaderamente se comprenden, piensen como piensen, con facilidad. Es más, en muchas ocasiones y ante cualquier situación, sin necesidad de hablar, cada uno sabe cómo piensa el otro. Sabe como reaccionaria el otro, y precisamente por eso ambos procuran no decir o hacer algo que pueda molestar al otro.
Afinidad.- Este aspecto es de suma importancia, creemos nosotros. Tienen afinidad por las mismas cosas, en casi todo, muy especialmente en política. Es muy difícil que dos personas con ideas políticas totalmente opuestas puedan congeniar y ser amigos del alma. Tarde o temprano surgirán discusiones, que pueden llegar a mayores, a decir algo que moleste al otro do forma grave. Existe la posibilidad que se autoimpongan el no hablar de esos temas, y en tal caso dejarían de ser amigos del alma, puesto que hay ciertas cosas de las que no pueden hablar con total libertad y sinceridad. Es por ello que podrán ser, incluso, buenos amigos, pero no amigos del alma.
Agradecimiento.- Se está agradecido a la otra persona porque siempre se ha comportado muy bien contigo. Siempre que le has necesitado le has tenido, nunca te ha fallado.
Lealtad.- Para el tema que nos ocupa podríamos decir que, lealtad es la devoción de una persona hacia otra, que se traduce en jamás desentenderse- lo que vulgarmente se dice dejar tirado-de alguien a quien se profesa gratitud, amistad, pero también por propio honor. Una persona de honor-lo que se dice, de bien-siempre será leal a quien deba serlo.
Para Ortega y Gasset, “la lealtad es el camino más corto entre dos corazones”.
Sinceridad.-Los verdaderos amigos siempre serán sinceros uno con el otro. Aquí no puede admitirse el más mínimo indicio de falsedad. Debe haber tota claridad entre ambos, se trate de lo que se trate, pues si se descubre la más pequeña mentira, las cosas ya no irán bien, habrá desconfianza en el futuro. Como decía Nietzshe: “Lo que me preocupa no es que me hayas mentido, sino que desde ahora en adelante ya no podré creer en ti”.
Ahora bien, “la sinceridad no obliga a decirlo todo, sino a lo que se diga sea lo que se piense” (Ángel Ganivet), pues a veces hay cosas que pueden y deben callarse por el bien de la otra persona.
Al respecto recuérdense los tres filtros de Sócrates: “Lo que me vas a decir sea verdad, sea bueno y sea útil, de lo contario no me lo digas”. La sinceridad entre amigos del alma debe demostrase fundamentalmente, como decía William Shakespeare, “más que con palabras con acciones”.
Respeto.- Creemos que la premisa fundamental para que las relaciones humanas, y más entre amigos del alma, sean correctas es el respeto, sostén de la libertad. Imprescindible el mutuo respeto, pues para ser respetado debe empezarse por respetar a los demás, en este caso al otro.
Otro aspecto a resaltar entre amigos del alma, es que cada uno de los dos debe pensar, reflexionar, si verdaderamente él es amigo del alma del otro y el otro lo es de él. Puede ocurrir que ante cualquier situación, uno piense que el otro le ha fallado porque le tenía por más amigo, pero antes de pensar así, debe preguntarse a sí mismo, ¿Qué hubiese hecho yo en tal situación? A lo mejor yo también hubiese fallado.
Ser amigos del alma es extremadamente difícil, pues tan pocos son los "amigos del alma" que Henry Broocks, periodista, historiador y escritor norteamericano del siglo XIX y primeros del XX, pensaba al respecto que, "Un amigo en la vida es mucho. Dos son demasiado. Tres es imposible".
Pensamos que aquel que tiene buenos y verdaderos amigos tiene la mayor riqueza que se puede tener, y es evidente que a medida que uno va cumpliendo años, se va dando cuenta de que al final, dos son las cosas realmente importantes en la vida: La familia y los verdaderos amigos. Si además de ello tiene un verdadero amor, que no pida más porque bastante afortunado es; en realidad es un ser privilegiado.
Pero debe tener muy presente que, la verdadera amistad, como el verdadero amor, dan sin pedir nada a cambio, pero si no reciben se debilitan y acaban rompiéndose. En este sentido, pero no lo mismo exactamente, también hemos recordar la frase de Platón: “No dejes crecer la hierba en el camino de la amistad". Aunque no es absolutamente necesario, pero si muy conveniente, la frecuente comunicación entre los amigos del alma verdaderos, pues, “Las palabras acercan y los silencios destruyen”.(Andre Mourois).
En resumen, el que tenga un verdadero amigo del alma, y si son dos mejor, que los cuide porque si los pierde para ellos no hay recambio.
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