¿Y por qué es menos favorito ahora el Atleti que hace veinte días? Pues porque inesperadamente febrero ha sido para los colchoneros el mes del tembleque. Simplemente se han venido abajo, se han desmoronado como un castillo de naipes, se han desecho como se deshace una pastilla de Alka-Seltzer en un vaso de agua, lo que no quiere decir en absoluto que no sean capaces de rehacerse porque jugadores y entrenador tienen para ello. Es como si al Atleti, que con el Cholo nunca ha tenido fútbol pero dicen que sí anda sobrado de personalidad y de carácter, le hubiera fallado precisamente la asignatura que lleva aprobando con sobresaliente desde que el entrenador argentino se hiciera cargo del banquillo. Es como si sentirse protagonista durante demasiado tiempo le sentara mal a un club que, a pesar de Simeone, parece estar hecho para venir de atrás hacia adelante como pasa con el madridista Llorente. Es como si al Atleti le hubiera llegado demasiado pronto el liderato, como si le quemaran las luces de los focos que, de repente, han dejado de apuntar a Real Madrid y Barcelona para quedarse fijos en él. Todo ha sido muy sorprendente, todo, pero, aún así, el Atleti sigue siendo el favorito porque es el primero y porque estoy convencido de que va a tapar las vías de agua que se le han abierto en plena travesía.
Hoy ya no hay scoops, ya no quedan primicias mundiales. El último scoop que recuerdo es el que dio mi compañero y amigo Edu Aguirre a propósito del destino que el Rey Juan Carlos había elegido tras su salida de España, Abu Dabi. Un joven (aunque muy bueno) periodista deportivo adelantándose a todos y en todo el mundo: si no fuera porque esta profesión es antropófaga y devora a sus propios hijos, es como para sentirse orgulloso de que un colega diera sopas con ondas al resto; yo lo estoy, yo estoy orgulloso. Si Edu se retirara mañana, que no creo que sea su idea precisamente, ya podría presumir delante de sus nietos de haber dado una noticia mundial. Ya no quedan scoops, como decía, y no me parece sinceramente que sentenciar que aún quedaba Liga cuando el Atleti tenía 10 puntos de ventaja con respecto al segundo y restaban casi 60 puntos por disputarse pueda catalogarse como una primicia mundial. Eso es a la opinión, para que nos entendamos, lo que el Cholo es al fútbol, jugar replegadito y atrás para que a uno no le marquen un gol. Muy mediocre en definitiva. Claro que quedaba (y queda) Liga, por supuesto que quedaba (y queda) Liga, y naturalmente que el Atleti era (y sigue siendo) el favorito para ganarla. Si el Real Madrid, Dios lo quiera, adelanta al Atleti, el Real Madrid pasará a ser el favorito a ganar la Liga aún quedando muchos puntos en disputa. Y no veo al Madrid desmoronándose.
Mi reflexión (con la que tampoco espero ganar un premio Pulitzer) es que al Atlético de Madrid le viene muy bien vivir a la sombra de una sombrilla de encaje y seda, como le canta Javier Moreno en Luisa Fernanda a una de sus conquistas, la duquesa Carolina: &A la sombra de una sombrilla son ideales los madrigales a media voz&... Al Atleti ya le va bien así, partido a partido, sombrilla a sombrilla, porque no tiene absolutamente ninguna presión. Si gana un título es un exitazo, si lo gana el Barcelona y no el Real Madrid también se celebra y si lo gana el Real Madrid es por el árbitro, porque la Liga está peligrosamente preparada para él, por Franco, por el Rey (aunque sea del Atleti), por Falange Española de las JONS o por Unidas Podemos. Casi acaba ya febrero, el mes del tembleque, pero a mí, como español, me preocupa sinceramente el desplome del Atleti en Europa. Algún año de estos deberán decidir en el Wanda si ellos quieren ser el toro o prefieren ser el torero porque, a veces, sólo a veces, en el centro de la plaza, cuando uno debe entrar a matar con el sol pegándole de lleno, no hay sombrilla a mano que le tape. No se puede vivir eternamente a la sombra de la sombrilla del trece veces campeón de Europa.
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