"La Meca" atiende en la actualidad a más de quinientos ancianos, entre mujeres y hombres. Y para ellos son los beneficios de la feria taurina de Pamplona. Ésta fue la gran inquietud de Ignacio Cía, ligado a tan noble institución durante más de cuarenta años -unas veces como director de la misma, y otras como presidente de su Comisión Taurina-, de ahí que el mejor homenaje que le podemos rendir ahora en su despedida es ensalzar a "la Meca", ejemplo de amor y caridad.
Una figura del toreo y de la caridad cuya actividad se desarrolló fuera del ruedo. Porque fue Ignacio Cía, hay que empezar por ahí, alma mater de los universales sanfermines, la feria del toro por excelencia. Y aprovechando la circunstancia de que esas celebraciones significaron suculentos beneficios económicos para la institución que amparaba la vida de los mayores fue también paralelamente el promotor del cambio del viejo asilo por una cómoda y confortable residencia propia del siglo XXI. La moderna y funcional casa de Misericordia de Pamplona habla por sí sola.
Importante su participación en el mundo del toro, y, a través de él, su hermosa y solidaria tarea de asistencia social como es la de prestar socorro a la ancianidad. Su impulso al ciclo sanferminero de tanta fama en lo taurino partió de la impecable organización y los estupendos resultados obtenidos, igual en lo artístico como en lo económico.
En Pamplona, del 7 al 14 de julio, cada año, se hacen taquillas colosales en su plaza de toros. Se paga a toreros y a ganaderos como en ninguna otra parte. Pamplona -hay que afirmar con rotundidad- es generosa con el toreo.
Y todavía hay unos beneficios formidables para el mantenimiento de la Obra de Beneficencia modélica que es la de la casa de Misericordia popularmente conocida como "La Meca", ya con más de cuatro siglos de existencia.
"La Meca" atiende en la actualidad a más de quinientos ancianos, entre mujeres y hombres. Y para ellos son los beneficios de la feria taurina de Pamplona. Ésta fue la gran inquietud de Ignacio Cía, ligado a tan noble institución durante más de cuarenta años -unas veces como director de la misma, y otras como presidente de su Comisión Taurina-, de ahí que el mejor homenaje que le podemos rendir ahora en su despedida es ensalzar a "la Meca", ejemplo de amor y caridad.
Y Cía, que en la "vida civil" ejerció como profesor mercantil, abarcó más campos deliciosamente entroncados con su personalisimo estilo, ya que pintó también cuadros de toros y toreros. Maestro del pincel, de trazo firme y muy sentido, con una visión muy detallista tanto de lo que hay dentro de la plaza como de lo que en cualquier espacio adorna un suspiro o anhelo por lo taurino. Incluso una obra suya fue escogida para anunciar los sanfermines de 2008.
Y ha sido un excelente aficionado, devoto del toro íntegro, bravo y poderoso; que al fin y al cabo ha sido ésta la referencia que más prestigia al ciclo sanferminero, a la vez que ha tenido una exquisita sensibilidad para disfrutar del toreo bueno. Partidario de la mágica conjunción del arte y el valor, del dominio y la torería, de la pureza y autenticidad de las faenas memorables.
Gran obra la de Ignacio Cía, por su huella humana y artística, por su gestión honesta y brillante en la vertiente empresarial. Y porque en la cita anual con Pamplona, en sus fiestas y días de toros, brindó a todo el toreo las mejores oportunidades de una sana y muy noble hermandad.
Descanse en paz Ignacio Cía, maestro de tantas actividades y, sobre todo, de la amistad.
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