Muchos aficionados son quienes sienten esa necesidad de ponerse delante de una becerra. Una manera, un paso más, para acercarse a sentir el toreo.
Esa ilusión por torear es la que les mueve. Tras muchas horas de torear de salón, ese es el paso siguiente: Ponerse delante, ser aficionado práctico.
Dicho todo esto, he de decir que es la mejor manera de acercarse al mundo del toro a todo aquel que tiene las inquietudes para saber cómo y porqué es sentirse torero.
Lo primero siempre será comprarse un capote y una muleta, los trastos de torear. Imprescindible hacerse con ellos, además del estoque simulado y el estaquillador. Con todo, ya empiezan a sentirse toreros.
Toca encontrar, en las distintas ofertas existentes, el maestro, o maestros, que te introduzcan en las formas de torear, sí, pero ya delante de un animal.
Ahí comenzarán, primero las ilusiones y después, también, los miedos. Esa experiencia ha de marcar incluso sus vidas. Sentir de cerca el aliento de las becerras, forma parte de ese universo de iniciación a la tauromaquia.
Dado el paso, pasado ya el toreo de salón, aparecen en escena las dehesas, las ganaderías, hasta los diferentes encastes.
Su presencia en las distintas ganaderías, más ahora en este periodo de pandemia que tanto ahoga a los ganaderos, es de una gran ayuda para garantizar la supervivencia.
Las vacas que se utilizan para dar rienda suelta a esos aficionados prácticos, cederán su bravura a cambio de unos euros que, hoy más que nunca, se hacen necesarios para la alimentación del ganado, para el conjunto de los gastos que una ganadería soporta.
Por tanto, esa actividad no solo satisfará las ilusiones de aquellos que quieren sentir el toreo, también ayudará a cubrir ciertos gastos en este tiempo de ‘vacas flacas’ en el campo bravo.
¡¡Vengan esos aficionados!!, no importa su edad, a salvar una parte de su afición y un mucho de ese sector que tanto amamos. Lo daríamos todo por preservar al toro bravo y esos aficionados prácticos son, sin duda, una especie a estimular y cuidar.
Así lo veo y así lo cuento. Los aficionados prácticos colaboran en ser parte de la solución.
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