Fijémonos como ha sido todo que, en toda la corrida habría que destacar tres verónicas de Diego Urdiales y dos lances de Pablo Aguado. Yo no recuerdo un festejo tan horrible como el que hemos visto que de forma lamentable ha cerrado la feria con un fracaso de clamor, fracaso con estrépito como antes se decía ante festejos como el que hemos sufrido. ¿Quién es el culpable? Nadie lo sabe, pero la gran verdad es que, dos corridas como la que hemos visto terminaban para siempre con la fiesta a la que aman.
Diego Urdiales ha tenido un primer enemigo amuermado, sin alma, sin fuerzas en el que, el riojano se ha esforzado muchísimo para sacarle unos muletazos muy bellos pero, eran de uno en uno y eso no tiene calado entre los aficionados. Se ha estrellado Diego ante un animal sin peligro, pero muy adverso para la culminación del arte. Su segundo ha sido todavía peor porque tenía una brusquedad asquerosa, condición que no le ha permitido a Urdiales nada artístico, si acaso, se ha jugado la vida para nada. Y eso de jugarte la vida a sabiendas de que el fracaso está cantado, debe ser algo muy triste.
Juan Ortega ha tenido un primer enemigo auténticamente ilidiable por su mansedumbre, condición que le ha impedido al diestro de Sevilla la menor opción de triunfo. Su segundo, inválido total ha dejado a Ortega sin ilusiones; se ha desvanecido el diestro de forma anímica, hasta el punto de matarlo como ha podido. Imaginemos como ha sido todo que, Ortega, no ha dado ni un solo lance ni mucho menos muletazo.
Pablo Aguado ha tenido que lidiar los dos sobreros, el de José Vázquez y el de Montalvo y, tanto el uno como el otro han sido realmente asquerosos, sin la menor opción de nada. Y, lo peor de todo es que los animales que han devuelto que le correspondían a él, tras lo que habíamos atisbado en los primeros tercios, al parecer tenían opciones, eso sí, muy poquita fuerza, por eso los devolvieron.
A priori, la corrida nos parecía un cuento de hadas. Los tres artistas más importantes de la actualidad frente a una corrida que todos pensaban que saldría noblona y dulce para que los artistas expusieran su arte. El desencanto ha sido de época. Y, como digo, la peor corrida de la feria y de muchas anteriores. Un desencanto total que nos ha dejado a todos con la miel en los labios. Fracaso rotundo de Ramón Sorando, Moltalvo y José Vázquez puesto que, todos los toros abocaron a los diestros al infierno de la indiferencia del público.
Dentro de todos los males, le peor de esta tarde es que los toreros se han enfrentado a un festejo anodino que, si de peligro hablamos, este no ha aparecido por lado alguno. Todo ha sido rutina estúpida ante unos animales sin alma y sin casta. En el peor de los casos, muchas veces nos quejamos cuando sale una corrida dura, difícil y con enorme peligro para los diestros que, llegado el caso tanto mérito tienen. Hoy, nada de nada que es lo más grave que pueda ocurrirle al ganadero, los toreros y, sin duda alguna, a los aficionados que hemos presenciado el bodrio insufrible.
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