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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

sábado, 22 de noviembre de 2025

La destrucción de la cruz de Cristo ya ha comenzado en el Valle de los Caídos / por Eulogio López

Van a por la cruz, pero no es cristianofobia, es democracia

Prepárense para vivir una destrucción masiva de crucifijos en Europa, bajo la delirante excusa de que se trata de cruces fascistas. Es el martirio de las cosas: grave ofensa a Dios y escándalo grave para el hombre, que puede marcar la España de 2026.

La destrucción de la cruz de Cristo ya ha comenzado en el Valle de los Caídos

La destrucción de la cruz de Cristo ya ha comenzado en el Valle de los Caídos. Sí, ya sé que es la única cruz que no van a derribar pero eso es sólo porque es la más grande del mundo y su demolición es costosa y hasta peligrosa, que si no...

Prepárense para vivir una destrucción masiva de las cruces en España, bajo la delirante excusa de que se trata de cruces franquistas. Es el martirio de las cosas: grave ofensa a Dios y escándalo grave para el hombre. La cruz es el signo del Redentor, por tanto, una ofensa grave hacia los sentimientos de los católicos.

"Que el templo interior sea tan bello como el de piedra, dígnate habitar tanto en el uno como en el otro, tanto nuestros corazones con sus piedras están marcados con tu nombre". Esta palabras de la liturgia siríaca para la dedicación de un templo explica el martirio de las cosas.

Así se denomina la destrucción de cosas sagradas, que parece aberración más suave que la eliminación de personas por su fe en Cristo.

No se trata de establecer comparaciones, de decidir si es más grave el martirio de personas que el martirio de las cosas. Sí, lo primero suena peor, pero el martirio de las cosas, la destrucción de lo sagrado, es una grave ofensa a Dios, un escándalo grave para el hombre y, sobre todo, ilustra el odio a Cristo que ha generado el mundo moderno. El hombre ilustrado empezaba prescindiendo de Dios y acaba en cristianófobo y cristófobo, es el odio -esto sí que es odio- a cualquier vestigio de Cristo. El masoncete ministro de Sánchez, el ministro Ángel Víctor Torres, lo calificaría como la resignificación -un palabro formidable- de lo sagrado. Ni qué decir tiene, una resignificación de lo más democrática.

A lo que voy: que los ilustrados españoles actuales, todos ellos votantes de Sánchez, han decidido destruir las cruces -martirio de las cosas- y se han lanzado a resignificar cruces, en un país de cruceros, como es España. Y en paralelo, resignificar y destruir son sinónimos.

Toda la obsesión consiste en profanar el signo cristiano por antonomasia. Ya no se disimula con poses anticlericales: ahora se destruye el símbolo para destruir el significado. ¡Anda! a ver si va a ser eso lo que el ministro masoncillo de don Pedro, es decir, Ángel Víctor Torres, llama resignificación.

Van a por la cruz, pero no es cristianofobia, es democracia.

"Equipo de demolición" del Valle de los Caídos

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