Su “golpe” en Las Ventas del Espíritu Santo, en la tarde de su confirmación de alternativa, debe aún estar sonando como si fuera el eco mágico de un toreo de absoluto dominio que no merece ser diluido por esta Fiesta, amplia en apego y raquítica en lo justo, de cicateros intereses impuestos caprichosamente. Mientras tanto, David de Miranda, tendrás que pechar con la culpa de ser independiente.
Tendrá que ser de nuevo en Madrid
Manuel Viera
Burladero / Febrero de 2022
Lo volverá a intentar con renovada ilusión consciente de la dura realidad este optimista luchador por las causas perdidas. En Las Ventas su toreo se hizo presente. Lo tenía guardado a la espera de una embestida que le siguiera la tela roja para llevarla con pureza, mando y cadencia imantada hasta el infinito. Allí encontró la salida del complejo laberinto. Allí se contempló a un torero haciendo una magistral travesura: torear y triunfar.
Pese a aquel suceso le está costando un mundo introducirse en el circuito de las grandes ferias. Tras el parón pandémico no ha encontrado acomodo en los anunciados primeros ciclos importantes de la temporada de 2022.
Tendrá que volver a sorprender de nuevo en la plaza de la capital de España si es que, quienes la gestionan, le siguen mostrando el camino. Algo utópico, a veces, en este agrio y poco competitivo mundo de mezquinos intereses que impone caprichosamente el sistema. A diferencia de otros, cuyas obras ya no experimentan cambios, que pululan por los ciclos de temporada sin más méritos que el de estar llevados por quienes dirigen el método, la de este torero describe una sucesiva y continua evolución que quedó demostrada en la emotiva verdad de aquella esplendida tarde.
En la memoria quedó grabado el excepcional y apasionante hacer de quien ofreció una tauromaquia de quietud estremecedora sin dejar de clamar por la pureza y la natural belleza. De la misma manera que sus ajustadas formas lograron el poderoso efecto de la emoción. Fascinante y valiente logró su objetivo en la solidez del valor desmedido, y la rotundidad de una lidia con la que buscó verdades en la esencia de una tauromaquia que ha de seguir subiendo por la escalera del éxito hasta el último peldaño.
Su “golpe” en Las Ventas del Espíritu Santo, en la tarde de su confirmación de alternativa, debe aún estar sonando como si fuera el eco mágico de un toreo de absoluto dominio que no merece ser diluido por esta Fiesta, amplia en apego y raquítica en lo justo, de cicateros intereses impuestos caprichosamente. Mientras tanto, David de Miranda, tendrás que pechar con la culpa de ser independiente. Tendrás que ir, y será una suerte si vas, a jugártela de nuevo en la plaza de toros de tu más contundente triunfo. Madrid.
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