La sentencia del alto Tribunal partió a Colombia en dos, una minoría que se anota con la muerte, entre ellos Petro y sus aliados marxistas; y una inmensa mayoría que defiende la vida desde su concepción, entre ellos el presidente Iván Duque, la vicepresidenta Martha Lucía Ramírez, los expresidentes Andrés Pastrana y Álvaro Uribe, y el pre candidato del Partido Conservador, David Barguil. Sin duda pronto surgirán diferentes iniciativas por parte de la Iglesia y de la sociedad civil colombiana para revertir tal exabrupto.
No debe asombrarnos la alegría de Gustavo Petro ante el fallo. Él siempre se ha anotado por la violencia, incluso desde que era menor de edad, cuando fue detenido en Zipaquirá por dirigir actos vandálicos. Luego, cuando militó en el M-19, participando en secuestros, asesinatos y el asalto al Palacio de Justicia. Hasta la fecha continúa identificado con ella, puesto que promovió las revueltas demoledoras del año pasado, causando la destrucción de centenares de comercios y la eliminación de miles de empleos.
Y dado que la droga es sinónimo de muerte, entonces Petro también milita en esas filas, puesto que propone la legalización de los cultivos de coca y la despenalización del consumo, medidas que entregarían a miles de jóvenes al veneno de los estupefacientes. No en vano el expresidente Andrés Pastrana se ha referido a Petro como el “caballo de Troya del narcotráfico”.
Por su parte, Nicolás Maduro -aliado de Gustavo Petro-, también es sinónimo de muerte, y por eso es el primer mandatario iberoamericano investigado por la Corte Penal Internacional por cometer delitos de lesa humanidad. Piedad Córdoba, otra aliada de Petro, no solo defiende la violencia asesina de las FARC, sino que además actuó con crueldad, al postergar deliberadamente la liberación de secuestrados, para obtener réditos políticos y para favorecer a su amigo Hugo Chávez.
Secuestros, asesinatos, protestas vandálicas, legalización del aborto, asalto a las instituciones, vínculos con la narco-guerrilla y con tiranos, aliados del narcotráfico. En pocas palabras: muerte. Eso es Gustavo Petro y por ello espero que en las próximas elecciones el pueblo colombiano apueste por la vida.
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