Los españoles y su alianza entre el trono y el altar liberaron a los indígenas americanos y les evangelizaron: así acabaron con aquellas salvajadas.
Eulogio López / Hispanidad
1.-Como ya hemos dicho en Hispanidad, el mayor logro de la izquierda progre -y cada vez más, de la derecha progre- es homologar todo lo que huela a cristiano con la ultraderecha. Ejemplo, si eres provida eres un peligroso fanático extremista. Si dices que los hombres nacen varón o mujer eres un odiador que debe ser castigado con cuatro años de cárcel. Católico=ultra peligroso.
2.-Porque continúa la leyenda negra antiespañola, reverdecida ahora por un Gobierno socio-podemita que odia el país que gobierna y en especial su historia. Reverdecida por Sánchez por omisión, por Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, por acción canallesca... y que supone una negación de la historia.
Mire usted: lo único que unía a las razas amerindias, como muy bien describe esa obra genial de Marcelo Gullo, titulada Madre Patria, eran los sacrificios humanos y el canibalismo. O sea, el encuentro de dos mundos de la progresía española: el homicida y el cristiano, los malos y los buenos. Es, según AMLO, el saqueo español, que acabó con esos sacrificios y ese canibalismo.
Lean esta pincelada recogida por Marcelo Gullo:
"Lo cuenta Marvin Harris un antropólogo nada sospechoso de pro español ni pro hispano: el día del sacrificio, el prisionero de guerra, atado a la altura de la cintura, era arrastrado hasta la plaza. Mientras tanto, las ancianas, pintadas de negro y rojo y engalanadas con collares de dientes humanos, llévame un vasijas adornadas en las que se cocinarían la sangre y las entrañas de la víctima. Los hombres se pasaban la Maza ceremonial que se utilizaría para matarlo. Cuando al final esta es aplastada en su cráneo, todos gritaban y chillaban. En ese momento, las ancianas bebían la sangre tibia y los niños mojaban en sus manos en ella. Las madres juntaban sus pezones con sangre para que incluso los bebés pudieran sentir su gusto. El cadáver era troceado en cuartos y cocinado con la parrilla mientras las ancianas, que eran las más anhelantes de carne humana, chupaban la grasa que caía de las barras que formaban la parrilla".
Es la extrema derecha.
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