De que el problema lo tiene el fútbol español y, por ende, lo tenemos en España, y en conclusión no lo tiene Vinicius, da buena muestra el que cuando el delantero brasileño del Madrid juega Champions o, como ha sucedido recientemente, un Mundial con su selección, no tiene absolutamente ninguna incidencia con nadie. ¿Y por qué pasa eso? Pues porque, de un tiempo a esta parte, España se ha convertido en OK Corral. El otro día leía que el okupa de una vivienda había denunciado a su legítima propietaria por tratar de ingresar en su propia casa. Si yo fuera okupa y comprobara que no existe ley o que ésta es tan laxa como para permitirme ingresar en un piso que no es mío y agenciármelo porque sí, probablemente lo haría. Si yo fuera un racista y supiera que puedo ir al estadio a llamar mono, negro o maricón de mierda a Vinicius porque no va a suceder nada, lo haría. Y si fuera futbolista del equipo rival y supiera que puedo provocarlo, coserlo a patadas, tratar de obligarlo a que bese mi escudo o burlarme de él sin que el árbitro dijera ni mu, yo lo haría. Y eso es lo que pasó ayer en Mallorca, que el árbitro dimitió de su responsabilidad y cuando lo hizo fue para llamar demagógicamente la atención al agredido, o sea a Vinicius. En eso es también responsable la federación y el Comité Técnico. Como es responsable quien presta un micrófono a un jugador para erigirse falsamente en referente moral… ¿de quién? ¿Del fútbol español? ¿Del deporte mundial? No me hagas reír, Raíllo.
Por cierto que, del mismo modo que nunca tuve muy claro en qué consistía el famoso pacto de caballeros entre Madrid y Atleti que sólo perjudicaba al primero, ahora tampoco tengo muy claro en qué consiste el famoso código del fútbol que sólo señala a Vinicius. Si, como es bien sabido, en el fútbol se habla desde tiempos inmemoriales y existe entre los futbolistas un código para no hacerlo público a la salida del estadio, que no se haga nunca, ¿no? Porque si sólo se filtra lo que dice Vinicius y no lo que hacen o dicen los demás podemos llegar a la falsa conclusión de que únicamente habla Vinicius y no el resto, ¿verdad? Y eso no es creíble. O todos Tirios o todos troyanos. O habla todo el mundo o no lo hace nadie. O todos los jugadores comentan al final del partido qué le ha dicho el rival o no lo hace ninguno.
¿Y el club? ¿Y el Real Madrid? ¿Se ha despertado ya de la siesta? ¿A qué espera Ancelotti para dar la cara por Vinicius, a que lo releve Mourinho?
Llegados a este punto, del que no parece que haya fácil retorno, al Real Madrid sólo le quedan dos opciones: o traspasar a Vinicius o defenderlo. Bueno, cabe una tercera posibilidad y es que sea el propio jugador quien, aburrido, pida irse. O incluso una cuarta, y es que el entrenador de turno sólo alinee a Vinicius en la Liga cuando el Madrid juegue en el Bernabéu. Traspasar a Vinicius porque sea mil veces mejor que Maffeo o no le guste a Raíllo, que el chico acabe aburriéndose y pidiendo irse o poniéndolo sólo en los partidos de casa hablaría tan mal del Real Madrid que no me atrevo ni a pensarlo. Así que sólo queda que el club lo defienda. ¿Y cómo se defiende a un jugador de una campaña de manual orquestada con las peores artes por el antimadridismo? Pues con sus mismas armas. La batalla también en esto es por supuesto cultural porque hay incluso madridistas que se están comiendo como unos niños buenos la papillita de que Vinicius necesita un psicólogo cuando quien necesita claramente un psiquiatra es el badulaque que le llamó ayer mono a la cara.
El Real Madrid, como dije anoche en El Chiringuito, se tiene que mover. Y moverse no es que Florentino se lleve bien con Rubiales, Florentino quiere llevarse bien con todo el mundo. Tú no te puedes llevar bien con quien te insulta a la cara. Y moverse significa lo que ha significado toda la vida de Dios moverse. Moverse es tener influencia, es tener peso, moverse supone que te tengan en cuenta, moverse significa que el otro tenga claro que sus decisiones tendrán consecuencias. Moverse no significa que el árbitro de turno beneficie al Madrid, no estoy diciendo nada de eso, sino obligarlo a que imparta justicia, que es para lo que está y por lo que cobra un sueldazo: ayer, en Soin Moix, Hernández Hernández volvió a faltar al respeto al campeón de Liga y consintió que jugadores del equipo rival se rieran de Vinicius:
¿Va a hacer algo el Madrid además de llevarse muy bien con Rubiales?
Me temo que la fiesta del Ku Klux Klan no ha hecho más que empezar. Y auguro que llegará el día en que a Vinicius le hagan daño, y no me refiero al moral, que ése ya se lo están haciendo ante la indiferencia por cierto de sus compañeros, sino físico. Le romperán una pierna. Es así. Estoy adelantándome al futuro. Se la van a partir. Y cuando se la partan, que se la van a partir como decía, el espíritu de Charles Ingalls bajará por la verde pradera acompañado por Caroline, Laura, Mary, Carrie y Grace cantándonos a todos su bonita canción. Los Ingalls contra el Ku Klux Klan. Un poco desigual me parece.
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