El Cordobés, en el homenaje que le tributó su ciudad este martes.
© Ayuntamiento de Córdoba
"A mí me ayudó mucha gente a ser torero y he aprendido que la vida no es un huevo que se echa a freír", señaló El Cordobés el pasado sábado a ABC.
Manuel Benítez y su hasta ahora oculta pasión por los novilleros actuales: ‘regala’ vacas a sus ‘elegidos’
El pasado sábado 11 de febrero, el diario ABC de Córdoba publicaba una entrevista con el matador de toros Manuel Benítez ‘El Cordobés’ con motivo de su cuarenta aniversario como V Califa del toreo. En ésta, la icónica figura del toreo de los años 60 y 70 no se mordió la lengua, dejando varios titulares que han sido recogidos tanto en prensa como en redes sociales: «Voy a contarlo todo, le duela a quien le duela», le comentaba a Francisco Poyato. Pero también advertía: «Lo voy a hacer con un cariño muy grande y sin querer aprovecharme de nada».
Una entrevista muy jugosa donde se tocaron muchos temas relacionados las futuras promesas de la tierra y el futuro de la tauromaquia. También 'El Cordobés' quiso acordarse de sus inicios, de las dificultades por las que pasó y aquellos que estuvieron a su lado. Manuel no es un hombre rencoroso, sabe que en este mundo muchos se pegan por el interés, de ahí que quiera ayudar de forma desinteresada a esos que empiezan.
«A mí me ayudó mucha gente a ser torero y he aprendido que la vida no es un huevo que se echa a freír», comentaba sobre sus inicios y las lecciones que le ha dado la vida. «Ahora yo que puedo hacerlo, pongo un dinero y voy a ayudar a esos chavales que están empezando, que no tienen ni para torear una vaca. A los ganaderos les cuesta mucho mantener una vaca. El 90% tiene que venderlas».
Un gesto loable hacia unos novilleros que necesitan torerar para poder demostrar sus condiciones en una plaza de toros. «Lo que yo hago es proporcionar a esos chavales esas vacas. Y ya están saliendo algunos como Manuel Román o Bocanegra que van para arriba. Yo los sigo, hablo con ellos, estoy pendiente. Cuando ya salen, seguimos con los más pequeños de nuevo».
Con la sapiencia que le dan los años, Manuel quiere dejar un legado, contar su historia tal cual fue: «Ahora voy a escribir mis memorias, voy a ir grabando recuerdos, muy tranquilo, para que después alguien le dé forma. Yo le doy el traje y la tela y luego él tiene que coserlo bien. Estas memorias irán también para la fundación».
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