Al respecto de la política y sus gentecillas de izquierdas en todos los gremios que dentro de la misma anidan, los psicólogos y psiquiatras deberían de haber un estudio concienzudo que nos sacara de todas las dudas que nos atenazan porque, lo real que estamos viviendo nos parece un sueño. Lo digo porque, si de izquierdas hablamos, socialistas y demás gentuzas de semejante calaña, les tienen una fobia desmedida a los toros. ¿Por qué? Es ahí donde debería de entrar en acción los galenos citados para que estudiaran las mentes perversas de dichos personajes que, del odio hacen su modo de vida.
Últimamente, en Mallorca, era el caso de una tal Francina Armengol que, como demostró, chorreaba más odio que Ana González en Gijón. Lo digo porque, la sociata gijonesa adornó el cierre del coso de El Bibio aduciendo fallos de estructura en el inmueble mientras que, la malvada Armengol lo hizo más dramático todavía; se podían celebrar corridas de toros pero, sin picar ni banderillear y, eso sí, los menores de dieciocho años no podían asistir a este espectáculo criminal y vergonzante como calificó la apestosa a la fiesta de los toros. Todo ello firmado en una ley que la guarra se sacó de sus partes íntimas y, veremos ahora como la derogan los mandatarios actuales. Salvo la prohibición para los menores, ya se pueden dar toros, cosa que celebramos no ya los aficionados, más bien, los que tenemos cerebro.
El odio, como digo, es exclusivamente patrimonio de la izquierda, lo que no es precisamente de toda la chusma izquierdosa porque, por ejemplo, como sabemos, García Page consiente y admira la fiesta de los toros que, como es natural y lógico, en las últimas elecciones ganó las mismas en Castilla La Mancha, gracias a los aficionados a los toros. Pero sí, si buscamos el odio y sus consecuencias, todo pasa por la maldita izquierda. Recordemos que, los toros se prohibieron en Cataluña por obra y gracia de un andaluz malvado llamado José Montilla, a la sazón, presidente de la Generalitat cuando se clausuró la fiesta, precisamente en la comunidad que más toros se daban en el mundo y, Barcelona de forma concreta el faro que iluminaba esta incomparable fiesta de los toros.
Todos los hijos de puta que atentan contra la fiesta de los toros están atentando contra la libertad y, lo que es peor, contra el bienestar de las gentes porque, los toros, como es obvio, aportan cientos de millones de euros en cualquier feria de España porque, gracias a los toros llegan gentes de todos los lugares que, como es obvio, dejan en las ciudades y pueblos ingentes cantidades de dinero que, como es preceptivo, ayudan a la economía de cualquier lugar; por ejemplo, en Madrid, los hostelería y restauración, hacen su agosto en mayo. Y así en todas las ferias de España.
Pero claro, eso lo puede pensar cualquier político que tenga cerebro; tampoco tanto porque aplicando la lógica no se necesita ser Einstein para entender lo que digo. La maldita realidad es que la izquierda, en todos los órdenes, todo lo que huela a bienestar y prosperidad lo odian por completo; ya se sabe, divide y vencerás y en tal menester la izquierda son unos maestros. Y para colmo, los muy apestados, presumen de todo aquello que odian.
Insisto, celebremos que una plaza emblemática como el coliseo balear, con un dirigente lógico y normal, haya decidido abrir de nuevo las puertas de tan magna plaza, algo que sucedió el pasado jueves que, sin tener acceso al coso los menores de dieciocho años, el acontecimiento tuvo una relevancia extrema, lo que ha venido a demostrar que los aficionados tenían razón. Dicho lo cual, recordémosle al personal que, en los veinte años que rigió los destinos de España, Felipe González, no se clausuró plaza alguna, ni siquiera cuestionaba semejantes menucias el dirigente andaluz. Pero, pasaron los años, llegó al poder el más indeseable del mundo, un apestoso llamado Zapatero y, con él empezó la destrucción de España y, los toros no escaparon de dicho maleficio.
Y cuando ya creíamos que lo habíamos visto todo, llegó a la Moncloa el más cruel de los políticos que existe en el mundo, Pedro Sánchez que, permitió a sus coleguitas que se cerraran plazas de toros porque eran caprichitos de sus adláteres a los que nunca cuestionó y, por si faltaba algo, destrozó España por completo. Solo queda que, ahora, en las manos de un criminal llamado Puigdemont, Sánchez se alíe con semejante rata de alcantarilla para que arda España por completo. Tras todo lo que vemos relacionado con la política en todos los órdenes, hemos llegado a pensar que si los hijos de puta volaran, en España siempre estaría nublado. ¿Queréis más pruebas?
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