Esaú está a la espera tras su éxito con los Miura / por Pla Ventura

"...El chaval camero demanda justicia aferrándose a sus éxitos pero, ¿cuántos hay como él? Son incontables. ¿Merece Esaú Fernández la atención de los empresarios? ¡Toda! Pero el muchacho tiene que combatir contra los imponderables que tanto le afectan y, lo lamentable es que él no los puede arreglar. ¿Qué pasa entonces? Lo de siempre, asumir la impotencia de la que nadie es culpable y menos los que como Esaú han sido capaces de triunfar..." 

 Esaú está a la espera tras su éxito con los Miura

Pla Ventura

Toros de Lidia/24 agosto, 2023

Emotivas han sido las declaraciones del chaval de Camas, Esaú Fernández tras su triunfo apoteósico en la corrida Magallánica de Sanlúcar de Barrameda, en la que indultó un toro de Miura, por cierto, el segundo bovino de dicha ganadería que se indulta puesto que, el primero lo indultó Manolo Escribano pero, cosa curiosa, no hemos visto nunca un indulto a un toro de Miura por parte de El Juli. Ciertamente, Esaú Fernández estuvo hecho un tío toda la tarde y, su naturalidad frente al toro citado fue todo un monumento al bien hacer y mejor realizar. Es cierto que, Esaú no se parece en nada a su paisano Curro Romero, ni tiene porque parecérsele porque cada cual es como es y, lo que ha quedado clarísimo es que Esaú demanda una mayor justicia hacia su persona puesto que sus últimos éxitos, con el Miura indultado, son el mejor aval que un diestro puede presentar ante las empresas.

El chaval camero demanda justicia aferrándose a sus éxitos pero, ¿cuántos hay como él? Son incontables. ¿Merece Esaú Fernández la atención de los empresarios? ¡Toda! Pero el muchacho tiene que combatir contra los imponderables que tanto le afectan y, lo lamentable es que él no los puede arreglar. ¿Qué pasa entonces? Lo de siempre, asumir la impotencia de la que nadie es culpable y menos los que como Esaú han sido capaces de triunfar. ¿El futuro entonces? Sigue siendo oscuro como dice la canción pero, si Esaú ha toreado este año diez corridas de toros, si este éxito comentado le sirve para aumentar el número de festejos un poquito más, si eso ocurre ya estaremos hablando de un éxito en toda regla.

Desdichadamente, los hechos me siguen dando la razón a diario cuando digo que, en el torero, lo menos importante son los triunfos. Eso es una locura, diría cualquiera. Y es cierto; se trata de una locura al más alto nivel porque en cualquier profesión, en que se desarrolla bien su trabajo o la actividad que fuere, cuentan con él y vive de forma decente. En los toros, entendámoslo de una santa vez, triunfan los que otros deciden. A veces, por supuesto, el elegido es un buen torero pero, como ese mismo que han apostado lo empresarios los hay a montones. ¿Por qué torea a diario Cayetano todos los días, salvo ahora que está lesionado? Porque les cayó bien al elenco empresarial, no tiene exigencias para con nadie, no molesta a las figuras y es el tipo “perfecto” para que todos se fijen en él.

Pienso que, la epopeya de Esaú frente al toro de Miura que indultó no es ninguna broma; todo lo contrario porque, estar a la altura de aquel gran toro no era tarea sencilla y, Fernández lo logró. Esaú se llenó de convicciones, como no podía ser de otro modo porque, los toreros, cuando fracasan, aunque no lo confiesen, saben que han estado mal por aquello de que se les ha ido el toro. Aquí ocurre a la inversa, además con toda la razón del mundo. Esaú sabe que triunfó, pero que lo hizo a pura ley y a base de un entendimiento fantástico frente al toro que lidiaba, incluso, como confesó, en la tercera serie ya sabía que ese toro podía ser indultado. ¡Y lo logró!

La única esperanza que puede albergar Esaú Fernández como tantos de sus compañeros es que muchos toreros se marchen para siempre y, a su vez, dejar paso para que triunfen otros chicos que en verdad lo merecen pero, aquí viene el gran problema, no es que se marchen, es que vuelven que sigue siendo todavía más dramático. ¿Cuántos puestos han copado este año Sebastián Castella y Alejandro Talavante? Muchísimos y, hablamos de dos tipos que están ricos, que han saboreado todas las mieles del triunfo pero quieren rebañar lo poco que quede y, los que no puedan comer, aunque sean grandes toreros, que se jodan. Ese es el verdadero muro donde se estrellan las ilusiones de tantísimos toreros que, su único pecado no ha sido otro que conseguir el triunfo.