Con el calor de estos días en Madrid, la gente no fue a la plaza. Y la entrada, la peor en lo que va de temporada. Novillada sin ambiente.
La ganadería anunciada, de otrora ilustre apellido charro ganadero, ahora en declive como lo muestra que el pasado año sólo lidió dos reses sueltas, tampoco ofrecía garantías para el lucimiento de los jóvenes espadas. Los novillos de hoy, feos de hechuras, una circunstancia más para abundar en la desconfianza de que aquello no daría buen resultado. Y por fin, la terna, dos de ellos con unos currículums de poco interés; la excepción era el segundo espada, que venía más "toreado", los otros dos, con muy poco bagaje. En verdad, y en base al "material" que tuvieron, merecen los tres otra y verdadera oportunidad, que no sea ésta de echarles a los leones.
El primero de la tarde, en tipo de vaca de La Camarga francesa, sin remate de carnes y con unos pitones exagerados, sin humillar y con el viaje corto, no se lo puso fácil a Reyes, que tampoco se dio ninguna coba. El cuarto, imposible del todo, se lo pensaba mucho y las pocas veces que se arrancaba lo hacía descompuesto, con la cara suelta y por las nubes.
El Niño de las Monjas se perdió en un mar de indecisiones en su primero, que se desplazaba algo más y más franco, aunque tenía el defecto característico del envío, sin humillar. Faena a menos en la que faltó la apuesta del hombre para superar esa y otras contrariedades menores. Tres avisos y novillo al corral. Ya en el quinto, que repartía gañafones con la cara siempre arriba, no valía quedarse quieto. Y aunque trató de buscarle las vueltas, fue inútil la porfía.
Con Uceda Vargas, en su primero, hubo ciertas esperanzas, más que nada porque el novillo humilló más en los dos primeros tercios; sin embargo, también se quedaría corto, en la muleta más corto que ninguno. En consecuencia y pese a la buena disposición esta vez del espada, aquello no resultó. Y no tuvo un pase el sexto, midiendo constantemente, sin pasar. Terminó la tarde como se presentía.
FICHA DEL FESTEJO. - Festejo 45 de la temporada venteña. Menos de un quinto de entrada.
Novillos de Paloma Sánchez-Rico de Terrones, desiguales y de fea presencia, mansos en el caballo (apuntando a las rodillas del picador), sin humillar y de corto recorrido. Novillada difícil y muy deslucida.
Rafael Reyes: dos pinchazos, media y dos descabellos (silencio tras aviso); y pinchazo, casi media y dos descabellos (silencio tras aviso).
Niño de las Monjas: media tendida y cinco descabellos (silencio tras tres avisos, volviendo ehl novillo vivo a los corrales); y pinchazo y estocada (ligera división al saludar).
Uceda Vargas: dos pinchazos y estocada delantera y caída (división al saludar); y pinchazo, media atravesada y dos descabellos (palmas en la despedida).
En cuadrillas, Marcos Prieto saludó tras banderilear al sexto.
De la crónica parece deducirse que los novillos no se portaron bien, no permitieron el lucimiento. ¿Y la lidia? ¿Y el tercio de varas? Es que el torero no tiene que poner nada de su parte?
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