Si yo no he dicho nunca que Simeone sea un entrenador perdedor y sólo un idiota podría referirse a la vida personal de nadie, ¿qué es lo que estoy llevo repitiendo desde hace un par de meses acerca de Simeone? Muy fácil, y yo creo que lo ha entendido todo el mundo que lo quiera entender, lo que yo digo de Simeone es que tiene un discurso perdedor, que lo que transmite de puertas para afuera es lúgubre, pesimista, negativo. El Cholo supuso una bocanada de aire fresco en el Atlético de Madrid, convirtió a un equipo muerto en un equipo campeón, y ahora, transcurrido el tiempo, el propio Simeone, quizás por agotamiento, se parece más al Atleti de hace 9 años que al equipo que él llevó hasta dos finales de la Champions. Es fácil de comprender, ¿a que sí?
Hoy todo el mundo vuelve a hablar de Pep Guardiola, del éxito de Guardiola. Ayer oía que Pep Guardiola era el mejor entrenador de todos los tiempos. Yo a Guardiola no le conozco personalmente, ni falta que me hace, y por supuesto no pienso que sea un mal entrenador de fútbol, todo lo contrario. Como en el caso de Simeone no juzgo nunca a la persona, no digo que Guardiola sea despreciable, afirmo que su discurso lo es, es profundamente despreciable, despreciable hasta el fondo, muy despreciable sinceramente. Y, en lo tocante a su calidad como entrenador, a mí me parece que es bueno contextualizarla. ¿Cómo? Pues, por ejemplo, dándole un repaso por encima a los recursos que, en forma de futbolistas, han puesto a su disposición los clubes en los que ha estado y lo que luego ha obtenido con ellos.
El 8 de agosto de 2019, Rafa Molina y Alberto Rubio firmaban un informe en Marca en el que se referían a esto precisamente. Han pasado casi dos años desde entonces, o sea que habría que sumar algún fichaje más, pero aquel día Guardiola se había gastado 1.307,9 millones de euros en fichajes, de los cuales 513,1 habían sido destinados a la contratación de defensas. Con el City, Guardiola se había gastado ya por entonces más del doble de lo que había invertido en Barcelona y Múnich: Rodri, Mahrez, Laporte, Mendy, Walker, Bernardo Silva, Ederson, Danilo, Stones, Gabriel Jesús, Gündogan, Nolito, Bravo... En el Bayern, otro tanto: Vidal, Douglas Costa, Kimmich, Benatia, Alonso, Götze, Thiago, Bernat... Y en el Barcelona, más de lo mismo: Alexis, Mascherano, Villa, Ibrahimovic, Chygrynskiy, Alves, Cáceres, Keita, Hleb... Entre pitos y flautas, 77 millones en porteros, 513 en defensas, 326 en centrocampistas y 385 en delanteros. Dejando a un lado al Barcelona, en el que jugaban los mejores Messi, Iniesta, Xavi, Puyol y Busquets, 966 millones entre Bayern y City, ¿para qué?
Pues casi 1.000 millones para 3 Bundesligas, 2 Copas de Alemania, 2 Premier, 2 Copas de Inglaterra y 4 Copas de la Liga.
En todo este tiempo, y con todo lo que ha invertido, resulta que Guardiola ni siquiera se ha acercado a disputar la Champions, que es en realidad para lo que le contrató el Bayern y luego le fichó el City. De hecho, y con Heynckes en el banquillo, el equipo alemán venía de ganarlo todo cuando Guardiola le sustituyó. Todo. También la Champions, claro. En 14 años Guardiola ha ganado 8 Ligas, 5 Copas y 2 Champions, las del Barcelona. En 5, y con una inversión por supuesto bastante más menguada, Zidane ha ganado 2 Ligas, 3 Champions, 3 Mundiales o 2 Supercopas de Europa. Cuando le dices algo parecido a esto a un guardiolista inmediatamente te habla del estilo, y es verdad: el Bayern era identificable porque jugaba a lo que quería Guardiola, como este City también lo es; pero, aunque con mucho estilo, el catalán lleva sin oler la Champions desde que dejó el Barcelona o, por mejor decir, desde que le dejó Leo Messi. Hoy, y si actualizamos los datos, Guardiola tiene por primera vez al City en puertas de una final de la Champions tras 777 millones de euros de inversión en 5 años. En el fútbol profesional de élite, el estilo consiste en ganar. Y, para ser exactos, en ganar la Copa de Europa. Que rece Guardiola para que su rival en una hipotética final no sea el descosido, agotado, roto, magullado y, por supuesto, sin ningún estilo Real Madrid. Que rece para que le toque el Chelsea en caso de eliminar al PSG. Que rece aunque sea en una mezquita. Que rece.
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