Cuando en los años ochenta del siglo pasado el PSOE aprobó una ley de aborto casi todos los ginecólogos que trabajaban en la sanidad pública ejercieron su objeción de conciencia, negándose a convertirse en asesinos, razón por la cual, en España, los abortos se realizan, casi todos, en clínicas privadas, aunque pagados por el Estado, negocio que ha enriquecido a muchos. Fueron, muy pocos los médicos que se comprometieron a practicar abortos, y la situación en ese aspecto no ha cambiado significativamente, por lo que sería más fácil hacer un listado-muy corto- con los médicos que están dispuestos a practicar abortos, que hacer un listado-muy largo- de los objetores de conciencia, pero la ministra quiere los nombres de los que se niegan para poder perseguirles y extorsionarles todo lo que puedan desde el gobierno.
Esto es típico de los socialcomunistas, que sabemos están en contra de la democracia y de la libertad, y siempre a favor del crimen y del mal en general.
Como se comprenderá esto es una forma de fomentar el odio de todos los que estén en favor del aborto en contra los médicos objetores, y de chantajear a los que no tienen plaza en propiedad, es decir los más jóvenes, amenazándoles con no renovarles el contrato si se niegan a practicar abortos. Me consta que lo hacen.
Pero ello no nos debe extrañar, porque el socialcomunismo lo que mejor ha hecho siempre, y sigue haciendo, es fomentar el odio entre unos y otros (algo ya recogido en el decálogo de Lenin, uno de los más grandes criminales de la historia), torturar y matar (150 millones de muertos tiene en su haber).
Tan es así que los mismos comunistas reconocen que el odio es su fundamento. Las siguientes frases de distinguidos comunistas lo ponen de manifiesto: “Necesitamos odiar. El odio es la base del Comunismo. Los niños deben ser enseñados a Odiar a los países que no son comunistas” (Lenin); “ Divida a la población en grupos antagónicos, incitando las discusiones sobre asuntos sociales”.(Lenin); "La tarea actual es destruir el orden natural. Nosotros no estamos ahí más que para canalizar y dirigir el odio". (Feliks Dzierzynski. Comunista polaco, fundador de la Policía Secreta bolchevique. “La Checa”); Stalin llamaba perros a los que manifestaban gratitud, lo contrario del odio, y decía: “Gratitud es una enfermedad que sufren los perros”.
No puede estar más claro, dicho por ellos mismos, que el socialcomunismo, es decir, la ideología que gobierna actualmente en España es el ODIO, y basándose en el odio viven muy bien, y se enriquecen, caso de la ministra Irene Montero. Claro que la marquesa de Galapagar es ministra porque ahí la ha puesto Pedro Sánchez, un sujeto que ni siquiera es comunista; es un ser amoral, sin más principios que la soberbia y tener el poder, que ha borrado de su vida las palabras “verdad” y “ética”. El ser más toxico, más dañino, más nefasto que haya parido España en muchos siglos.
Volviendo al socialcomunismo, sabemos que sobrevive gracias a fomentar el odio en la sociedad, en la humanidad, a hacer el mal -representan como nadie el mal, pues es equivalente a miseria, ruina, desastre, tortura y muerte. Y todo ello lo hace Dª Irene como pocos comunistas, y así ha logrado ser ministra y enriquecerse a costa del sufrimiento de las clases menos favorecidas, que son los que les votan. Les engañan, les llevan a la miseria, y aun así les siguen votando, cuando en realidad solo les dejan comerse las migajas que caen de sus bien nutridas mesas.
¡Señora ministra! Ud. nació para hacer el mal, y lo está cumpliendo a la perfección, pero ya ha hecho demasiado mal, también ya ha hecho su gran aportación a la humanidad y a la lengua española, cual ha sido aquello de “portavoza” y “amigos, amigas y amigues”; por otra parte, ya Ud. y su pareja se han hecho ricos vía Venezuela, Irán y otras; deje la política, váyase a su casa a vivir tranquila y no siga fomentando, generando y difundiendo odio y miseria entre los seres humanos.
¡Sra. ministra! por sus dichos y por sus hechos es Ud. de lo peor del socialcomunismo, que es lo peor de lo peor (socialcomunistas eran los que provocaron una guerra civil entre españoles y socialcomunistas son los que ahora desearían provocar otra). Es por ello que oírla hablar vomitando el veneno de la crispación, la violencia y el odio contra todos los que no piensan como Ud. produce nauseas y repugnancia sin límite. Hasta que punto llega su vileza, su mezquindad que pide cárcel por rezar ante los centros de practicar abortos (asesinatos de seres humanos) y al mismo tiempo pide legalizar los homenajes a los terroristas de ETA, y siendo tan feminista se calla cuando la violada lo es por llevar una camiseta de VOX. A hipocresía no hay quien le gane.
¡Sra. ministra! su bajeza moral es tan grande que la propia palabra “moral” se ensucia al pronunciarla refiriéndose a Ud. y al socialcomunismo, en general, que es el cáncer de la humanidad.
¡Sra. ministra! Cuando defiende Ud. con tanto ardor el aborto piense en sus hijos e imagínese que hubieran sido troceados y extraídos de dentro de su vientre cuando tenían tres o cuatro meses, como se hace con cientos de miles en España con su apoyo. ¿No siente nada?
Sra. ministra! como dijo el presidente Ronald Regan, “el problema del aborto es que los más afectados no votan”. Ya sé que a Ud., como buena comunista, no le gustan las votaciones libres, pero sea sincera y admita que llevaba razón.
¡Sra. ministra! Santa Teresa de Calcuta, mujer que hizo algo más que Ud. y todos los comunistas del mundo por la humanidad, decía: “El aborto es hacer la guerra al niño, al niño inocente que muere a manos de su propia madre. El niño es un regalo de Dios para la familia. Cada niño está creado de manera especial a la imagen de Dios para grandes cosas”. Y continuaba: “El aborto mata la paz del mundo…Es el peor enemigo de la paz, porque si una madre es capaz de destruir a su propio hijo, ¿qué me impide matarte? ¿qué me impide matarme? Ya no queda ningún impedimento”. A lo mejor Ud. no entiende a santa Teresa de Calcuta, porque ella trabajó durante toda su vida en favor de los más necesitados, por la paz y la caridad en el mundo, en definitiva, haciendo el bien, y Ud. toda su vida la ha dedicado a explotar a los pobres y enriquecerse a costa de ellos, engañándoles. Pero no tenga la menor duda, ¡ella fue infinitamente mejor que Ud! ¡Y también mejor que yo!
¡Sra. ministra! Yo sé muy bien lo que siente una mujer cuando se somete a un aborto (un gran sufrimiento; ninguna mujer quiere abortar), y en esos momentos hay que ayudarle, que es lo que hacen los colectivos que están en contra del aborto, mientras que Ud. y los socialcomunistas le empujan a cometer un crimen que toda su vida llevará sobre su conciencia. ¡Jamás lo olvidará, y por eso sufre el resto de sus días! Sé, con seguridad, que muchas mujeres no abortarían si no fueran empujadas, casi obligadas a ello, por ustedes, por eso hay que ayudar a esas mujeres que están en tan difícil situación y, sobre todo, librarlas de las garras del socialcomunismo.
¡Sra.ministra! todavía está a tiempo de recapacitar, de cambiar su actitud, y si no dedicarse a hacer el bien, al menos dejar de hacer tanto mal, de fomentar tanto odio entre los humanos.
¡Ah! Y deje de perseguir a los médicos que no quieren practicar abortos. Los médicos hemos estudiado para aprender a curar, no a matar.
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