Manzanares, lo paró con cuatro verónicas vehementes y una espléndida revolera. De largo, atacó el caballo, lo alzó y tumbó a Paco María. Recolocado con vistosa media, empujó por abajo a dos pitones y romaneó con celo en una segunda vara de gran ejecución y ovación de pie. Enlució el segundo tercio, galopando franco y haciendo saludar a Mambrú y Luis Blasquez.
Bravío, siguió la muleta en las tres derechas genuflexas, el cambio de mano y el pase de pecho, denominación de origen. Las dos primeras tandas, cortas, pero de gran estructura y acabado, fueron seguidas de otras templadas y engarzadas en redondo por cada pitón, con mucha intensidad, y sabiamente dosificadas. Al cuarto natural, bien avanzada la lidia, se revolvió veloz en corto y halló bulto.
Repuesto José María, sereno, empalmó tres naturales, cuatro derechas más y las embestidas recordaron lo que dejaban. Citó para recibir, el animal desistió, pinchó dos veces al volapié y puso una estocada. El arrastre y el espada compartieron ovaciones, las mayores de la corrida. El ganadero declaró: fue bueno, pero al final se vino abajo. Con el segundo “Insidioso”, de Jandilla, encastado y áspero, una lidia meritoria, compuesta, de buena planta, poder y solvencia, pasando tornillazos y cabezadas, desembocó en un pinchazo y un estocadón sin puntilla que también fue saludada.
Paco Ureña, solo pudo lucir en uno de sus dos toros, el tercero. Enrazado y exigente. Bien a la verónica, que abrió una faena de quietud, exposición, aguante, ligazón y temple. El clímax llegó en las series de frente por naturales, a pie junto y a compás abierto, clavado, tres, cuatro, más, olió a hule. De pronto cuando los viajes eran menos generosos, una revuelta y la cogida con un puntazo en la corva. Cuatro más por el mismo palo y perfilado, ya con el toro igualado y la plaza en silencio, le sueltan un clarinazo estentóreo de arriba ¡Qué horror! La estocada honda entro desprendida, no hizo efecto y requirió dos golpes de cruceta, pero La Ventas no olvida, le ovacionaron duro. El sexto fue un marrajo, manso pregonao. Abrevió con la complacencia de los que pagan, pero se alargó en el epílogo. Dos pinchos, estocada caída inocua y cinco intentos de descabello.
Diego Urdiales. Creo que su tauromaquia podría llevar un título proustiano “los pasos perdidos”. Respeto mucho la opinión de quienes la llaman “toreo eterno”, pero en la muy modesta mía, no solo no es eterno, sino que de haber sido así en la historia (que también hay que respetar) el toreo no hubiese pasado de las cuevas de Altamira. Citar, posar y escapar por pies, siempre cauteloso y distante, toda la tarde, frente al primero, inédito y protestado por flojo y poca cosa, y el soso cuarto al que superó en aburrimiento con su toco y me voy. Al uno le mató pronto y al otro le puso la espada ida y le administro cuatro descabellos. Silencio y silencio.
Tres de Jandilla y cuarto, quinto y sexto de Victoriano del Río. Desiguales, bien armados, astifinos, cuatro negros; castaño el cuarto, sardo el quinto. 559 kilos promedio. Dos cuatreños. Hierros para figuras. Hoy no estuvieron en esa supuesta fase amigable. Dieron peleas diversas, como es natural, amenazaron la mayoría y echaron bravura, dos, en particular, el quinto. Buen toro.
FICHA DEL FESTEJO
Madrid. Plaza de Las Ventas. Viernes 8 de octubre 2021. 7ª de feria de otoño. Tres cuartos de plaza quizá. Seis toros, los tres primeros de Jandilla, los otros de Victoriano del Río, la mayoría seriamente presentados, salvo el 1º, de juego distinto. Aplaudidos en el arrastre 3º y 5º.
Diego Urdiales, silencio y silencio tras aviso.
José María Manzanares, saludo y saludo tras aviso.
Paco Ureña, saludo tras aviso y silencio.
Incidencias: Saludaron los banderilleros: Daniel Duarte tras parear al 2º, y Mambrú y Luís Blásquez, tras parear al 5º. Ureña y Manzanares fueron cogidos por el 3º y el 5º sin consecuencias ambos.
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