Este próximo sábado 30 de octubre, en la Monumental Plaza de Toros México, vamos a homenajear a todos aquellos que acompañaron ya a la Parca. Es curioso y a veces hasta morboso como entendemos o asimilamos los mexicanos la muerte. La respetamos desde el momento en el que la asumimos como parte de la vida, de hecho, lo único garantizado al nacer es que un día vamos a morir. Con esa premisa vivimos de manera distinta al resto del mundo. Reímos con ella, nunca de ella. Asumimos que ahí está, que nos acompaña día a día.
No puede haber mejor homenaje que una función de toros en su honor. No será cualquier corrida, es el reencuentro entre el público aficionado y su coso. Habrán pasado 622 largos días sin toros en La Plaza México desde aquel 16 de febrero de 2020 en el que se llevó a cabo la última corrida de la Temporada Grande 2019-2020. Desde entonces todo ha sido esperar… En las mesas de tertulia se han diseñado carteles, temporadas y nuevas maneras de promover y ofrecer el espectáculo. A falta de actividad, los taurinos echamos la imaginación a volar.
La cita está aquí, es casi una obligación moral del aficionado ir a la plaza en estos tiempos. No hay mejor manera de demostrar que la fiesta está viva que asistiendo a las plazas. El cartel es original y variado, lo mismo que el día y la hora, sábado por la noche. “El Zapata, “Calita”, Juan Pablo Sánchez, Sergio Flores, Luis David Adame y Leo Valadez se las verán ante seis toros de las mejores ganaderías de México: Rancho Seco, La Joya, José María Arturo Huerta, Los Encinos, Jaral de Peñas y Pozo Hondo. Un banquete taurino, una experiencia sensorial, sin duda, viviremos este sábado. Variedad de encastes y tauromaquias en lo que promete ser un verdadero festín.
Corría el año de 2005, Empretauro había irrumpido en el medio taurino, sacudiendo conciencias, pisando callos y haciendo, las ferias que organizábamos, con respeto a los estamentos taurinos. Me incluyo porque era yo el Director General, gracias a la confianza de trece señores ganaderos y un buen aficionado que decidieron incursionar en el complejo medio empresarial taurino. La Feria de Huamantla ese año la dimos nosotros. Tiene esa feria dos fechas claves, la noche del 14 de agosto es una de ellas; velada en la que la ciudad embellece sus calles con los primorosos tapetes de flores y serrín multicolor para engalanar la procesión de la Virgen de la Caridad, que comienza a las cero horas del 15 de agosto. Esa noche era sólo un festejo más. Por iniciativa del huamantleco Juan Antonio Hernández, periodista taurino e impulsor de las tradiciones de su pueblo, que se me acercó dada nuestra amistad de años atrás y me propuso que esa noche hiciéramos algo distinto, solemne, previo a la corrida. Los toreros salieron al ruedo en procesión con la Virgen de la Caridad a hombros, las luces se apagaron y se encendieron miles de veladoras, la banda entonó la música y ahí comenzó la magia que hasta la fecha ha hecho de “La corrida de las luces”, una cita obligada y deseada por todos. Agradecer al maestro Jorge Gutiérrez, al “Zapata” y a Atanasio Velázquez el haber aceptado y colaborado en el inicio de esta bella tradición. Esa noche “El Zapata” indultó un gran toro del recordado Marco Garfias.
16 años después, esta emotiva tradición, se implementará en el coso más grande del mundo. Seguro estoy que será una experiencia inolvidable por la inmensa carga emocional de volver a La México, por homenajear a los que se nos han adelantado y por disfrutar, de nuevo, un festejo taurino en la capital.
Ahora nos toca a los aficionados ir a la plaza. No hay pretexto. Tanto ansiamos volver que debemos estar ahí, si podemos llevar gente que no tenga como hábito ir a los toros, será una gran oportunidad de mostrarles en su máxima expresión esta cultura que tanto nos apasiona.
La mesa está puesta, será un regreso de categoría. Para los lectores de provincia el festejo será televisado a nivel nacional, para los capitalinos la cita ideal es en la plaza.
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