Y, cuidado que hablamos de la segunda puerta grande de Ginés Marín en Las Ventas. ¿Qué pasa que aquella, su primera puerta grande era de broma y que esta si ha valido? Uno será figura si los demás así lo deciden pero, lo de los méritos propios no deja de ser algo adicional pero sin relevancia alguna. Ahí está el caso de David de Miranda que, frente a un “santo” de Juan Pedro salió en hombros de Madrid y, ¿de qué le ha servido? Para torear en algunos pueblos por el jornal base.
Es cierto que, si los demás quieren todo puede ser muy sencillo pero, analicemos con detalle la situación del toreo y entenderemos muchas cosas. ¿Acaso Emilio de Justo torea ahora mejor que aquella tarde de Hervás en que se encerró con seis auténticos todos con un triunfo de época? ¡De ninguna manera! Lo digo porque, para alcanzar lo que ha logrado con toda legitimidad el torero extremeño, han tenido que pasar muchos años, haber llevado a cabo muchas gestas inenarrables y, por fin, por lo que parece, ya tiene el entorchado de gran torero. Y no olvidemos jamás que el muchacho ha estado más de tres lustros bregando contra el destino, las empresas, las circunstancias, los toros, las cornadas y tantos elementos que sobrellevarlos es una cruz pesadísima.
Sabedores de cómo y de qué manera está el toreo, no nos ilusionemos demasiado rápido ante tal o cual torero que, más tarde nos podemos llevar una sorpresa, tan mayúscula como la que nos hemos llevado con Paco Ureña que, el pobre, en el año 2019 le hicieron creer que era figura del toreo por aquello de los grandes triunfos logrados y, esos mismos que le prometieron el oro y el moro este año lo han dejado tirado como una colilla, hasta el punto de que ha toreado apenas una docena de festejos.
Todos sabemos lo complicado que es este mundillo que, en ocasiones, se torna de una crueldad sin límites. Lo explico. Es verdad que, de los toreros jóvenes algunos no sirven para toreros porque no tienen la más mínima concepción artística de la profesión porque, valientes los hay muchos pero, que tengan los argumentos necesarios para triunfar eso es otro cantar. Si todo lo explicado es una realidad que aplasta, difícil se lo ponen a muchos que, en honor a la verdad, solo deben resistir hombres de la talla de Emilio de Justo, Diego Urdiales y toreros de semejante corte que, tras el paso de los años, con una lucha titánica sobre sus espaldas han logrado su propósito.
Cuidado que termino de nombrar a dos toreros de una relevancia artística inenarrable que llegar hasta lo donde lo han logrado les ha costado muchísimos años de esfuerzo, siendo así, ¿qué será del futuro de tantos chavales que lo intentan a sabiendas de que jamás les llegará el triunfo? Dejemos que fluya la vida, que todo discurra por su cauce normal pero, no vayamos por ahí proclamando figuras del toreo por haber tenido una buena tarde en Madrid que, como sabemos, López Simón ha salido cinco veces por la puerta grande de Las Ventas y, fijémonos en qué lugar se encuentra. Y lo peor, digamos que el castigo más grande que tiene que soportar un torero es otro que ejercer de yunque para que pueda golpearte todo el mundo, todo ello hasta que se consigue ser martillo. Con esto está dicho todo porque yunques, en el toreo, los tenemos por decenas pero, ¿qué hay que hacer para lograr ser martillo?
Cuidado con los pronósticos que hacemos que, por ejemplo, Carlos Escolar Frascuelo, mejor torero y más artista que el noventa por ciento de los matadores actuales, apenas le dejaron mostrar su arte inmaculado.
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