El enano Almeida por bajeza personal -no crean que por escasez de centímetros, que la talla importa un bledo a quien de honrado va por la vida- cada día mengua. Su honestidad rasa los suelos que pisa como edil de la Villa, el ahora villano. La dignidad no es el caso del alcalde trilero practicando el engaño, incrementando impuestos y gustando del totalitarismo como a los canallas del socialcomunismo. No se ha contagiado de coronavirus, la excusa de estos inútiles demonios de la política para arruinarlo todo, sino de peste cuyos hedores olfatean los electores del Partido Popular que ni con pinzas en la nariz renovarán voto de confianza.
Hipócritas evidentes, serán pasto de la indignación cuando en próximas elecciones les echen a la jeta las cuentas pendientes con el electorado. Sinvergüenzas.
El cum fraude puso de moda la mentira y viendo que cuela todo en esta España aletargada, Almeida recoge el testigo de lo canalla prometiendo para luego meterla doblada. A la Fundación Madrina traiciona y su verbo fácil y otrora creíble se convierte en rebuzno a las ordenes de la izquierda, pues no hay más asno que el que persigue la zanahoria secundando el juego sucio de esta siniestra rencorosa.
Esos presupuestos aprobados a cualquier precio harán al enano Almeida, de talla moral reprochable, enemigo de Madrid y de sus ciudadanos vendidos por treinta monedas a los sinvergüenzas transfugados, colaborando en la venganza de ese bajo fondo social, de lo podemita, que hartas expulsaron las urnas, ¿para que los ponga de nuevo al frente de este atraco que ha permitido un engañador a las órdenes sumisas del ambicioso Casado?
Así se los coma, los presupuestos y la sangría de votos, cuando el pueblo se dé cuenta de que el alcalde de verbo fácil parece un sinvergüenza porque sinvergüenza es quien dice y hace lo contrario, como Casado, el gobierno central de los canallas condecorados, y el majadero farsante que mueve a su antojo los hilos de la corrupción con la misma impune facilidad con que abusa del Falcon.
Socialistas, populares, podemitas, comunistas, independentistas y terroristas, todos en el mismo ajo. Ya disimulaba decencia Almeida, el despierto de Madrid, el revelado sin honra...Y parecía tan majo el muy alcalde.
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