"...Morante ha puesto las pinceladas, Talavante la velocidad y Emilio de Justo el buen toreo, el que nunca se olvida, máxime si tienes un toro de verdad para poder emocionar a los aficionados. Si con los Victorinos estuvo bárbaro, hoy con ese gran toro ha estado cumbre, muy a la altura de las circunstancias que el toro demandaba..."
Emilio de Justo, artista, sublime, apoteósico….
Pla Ventura
Toros de Lidia/24 abril, 2023
Morante es siempre esperado en Sevilla pero, en esta ocasión pese a que ha toreado muy bien, ha dejado mucho que desear. Los «olguitos» no le han permitido, o quizás sí, hacer el toreo que el quería. En su primero ha dado la impresión de que la esquizofrenia no se la ha curado por completo. Lo digo porque tras una faena con algunos buenos pasajes pero carente de toro, tras matar de una estocada han aparecido dos docenas de pañuelos, digamos que, nadie le ha hecho caso y, Morante ha arremetido contra el presidente que no ha concedido la oreja. Menudo disgusto se ha llevado el artista de La Puebla pero, sin razón, por supuesto. No tenía toro puesto que, el animal, sin casta, sin alientos y sin el menor atisbo de bravura, el diestro lo ha matado perfecto pero, su torero ha sido a cuenta gotas y sin le menor emoción. Otro «olguito» le ha caído como segundo enemigo que, con más recorrido pero sin el menor atisbo de casta, todo ha sido superficial, bello, pero sin el calado que produce el toro. Ha matado muy bien y le han dado una oreja sevillana. Tardes mejores que la de hoy las hemos visto muchas veces. Sus partidarios se han marchado contentos y, los comentaristas, como si fueran empleados del diestro, le han aplaudido todo y, lo que es mejor, hacían fuerza para que el usía le diera las orejas. Una pena, además de una vergüenza.
Talavante cree que ha brillado pero se ha equivocado. En su primer «olguito» un animalito que se desplazaba con cierta claridad pero sin el menor atisbo de lo que debe tener un toro bravo, Talavante ha hecho una faena superficial, incluso le ha dado una tanda de rodillas con cierta limpieza. Imaginemos como sería el animalito. ¿Ha visto alguien algún comienzo de faena rodilla en tierra frente a un toro de Escolar? Sobran las palabras. Todo ha sido muy acelerado por parte del torero que parecía tener ganas de acabar cuanto antes. Ha dado un auténtico mitin con la espada. En su segundo, más de lo mismo, toreo superficial y sin conexión con nadie. Ha matado de un bajonazo y ahí ha muerto su tarde, lo peor es que vuelve mañana.
El único toro de la corrida como si de un milagro se tratare, ha caído en las manos de Emilio de Justo que, con el capote ha tenido un percance que pudo haberle costado caro. Cogida con dramatismo terrible que, por un instante, hemos temido lo peor. Ha salido ileso. Toro bravo y exigente, rara avis en esta ganadería pero que ha sucedido tal cual lo cuento. Un toro espectacular, con bravura, casta, movilidad, temperamento y todos los ingredientes que podamos soñar cuando esperamos un gran toro. Hoy ha salido. Son ese tipo de toros que exigen un torero y, como era lógico, allí estaba Emilio de Justo para llevar a cabo una faena sublime, así de sencillo, como así de hermoso. Si los derechazos tuvieron empaque, con la izquierda brilló más que el astro rey en un día de agosto. Previamente, el inicio con la rodilla genuflexa fue todo un primor. Torerísimo Emilio de Justo toda la tarde. Dos orejas con un clamor inusitado.
En su segundo, el último de la tarde, haciendo honor a su estirpe, fue el clásico «olguito» asqueroso al que De Justo no ha podido ni quitarle las moscas, ni siquiera las tenía. Este gran diestro aspiraba a la Puerta del Príncipe con toda justicia pero, hubiera sido mucho milagro que otro toro le ayudara.
Morante ha puesto las pinceladas, Talavante la velocidad y Emilio de Justo el buen toreo, el que nunca se olvida, máxime si tienes un toro de verdad para poder emocionar a los aficionados. Si con los Victorinos estuvo bárbaro, hoy con ese gran toro ha estado cumbre, muy a la altura de las circunstancias que el toro demandaba.
Nota final: Nos ha hecho mucha gracia la expresión micrófono en mano de Delgado de la Cámara cuando el erudito ha dicho: «Morante, sin nada, está construyendo una obra bella» Estaba clarísimo porque, sin nada que pareciera un toro bravo Morante estuvo artista. Dentro de todos los males, alabado sea Dios que de vez en cuando hace el milagro, apareció un gran toro que cayó en las manos de un torero excelso, el que nos ha hecho enloquecer con su toreo. Menos mal qu estaba De Justo en el ruedo, de lo contrario hubiéramos tenído que llamar a Manuel Escribano para que nos dijera cómo se torea un toro bravo y encastado al natural. Lección imborrable la que nos dio el diestro de Gerena, algo que tardaremos mucho tiempo en olvidar.
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