Era otra corrida extraña en la que nadie sabe qué coño pintaba allí Miguel Ángel Perera que, rico y hacendado, quiere seguir arrastrando sus miserias por los ruedos, eso sí, con carteles de mediocres porque él que ha toreado muchas veces en Sevilla con la mejor aureola del mundo, hoy se ha conformado con media plaza. Es cierto que sus toros eran burros con cuernos sin la menor fuerza y, por consiguiente, sin un ápice de bravura. Con semejante material ha pasado como alma en pena por La Maestranza. Desde luego, si fuera inteligente se marcharía a su casa para disfrutar con los suyos aquello que tan honradamente ha ganado.
Daniel Luque que en su primero no ha dicho nada, le tocó ese quinto de ensueño en el que el de Gerena ha estado muy bien; Luque no tiene ángel como torero pero se ha convertido en un gran profesional y, por ello, ha construido una faena hermosa por ambos pitones, la prueba es que la banda armonizó su bella obra. El toro tenía fiereza, era encastado, repetía con una claridad meridiana, valores todos los que supo entender Luque con una obra refrendada con dos orejas porque la estocada ha sido de época. Sin lugar a dudas, Luque ha puesto el listón muy alto en Sevilla para que otro iguale su obra cumbre.
Francisco de Manuel ha pasado por Sevilla sin pena ni gloria. Eso sí, con los mismos gestos y ademanes que luce Tomás Rufo pero, como ha sucedido, se ha marchado igual que llegó. El chico ha puesto buenos deseos pero sus enemigos no han sido tales porque, esa falta de fuerzas y esa sosería han puesto de manifiesto las carencias del diestro que, voluntad la ha puesto toda, pero sus logros han sido nulos. Nada que achacarle y muy poco que reseñarle. Insisto, era otro festejo montado sin venir a cuento que, ese quinto toro ha salvado de la quema al ganadero y, sin duda, a Daniel Luque que ha estado inmenso.
--RELACIONADO: SEVILLA, 4ª DE FERIA: LA FARSA Y SU TINGLADO / por Diego Martínez
No hay comentarios:
Publicar un comentario