De manera que César Antonio encarna a la perfección, en nuestro tiempo, la máxima de Calderón de «no adorna el vestido al pecho», sino al revés. Vamos, que en su amplia trayectoria profesional el breve paso por el Gobierno no representa mucho, al contrario de la inmensa mayoría de los ministros de ahora, sean de encaste sociata, podemita o de Sumar. Mindundis y tuercebotas sin oficio fuera de la política que, si dejan la cartera, a ver dónde van. Pues con la libertad de obra, de conciencia y de palabra que proporciona esa sólida formación intelectual y tener una profesión que te permite vivir sin necesidad de cumplir las directrices de ningún partido, César Antonio Molina ha pasado por el Club de Opinión Santiago Alba de Valladolid para abordar, en una gran conferencia, el riesgo de permanecer en silencio ante el grave deterioro de las democracias, incluida la nuestra.
A su juicio, es muy grave que «España esté siendo gobernada por la minoría de la minoría, cuando la democracia es el gobierno de la mayoría», y lamenta que Sánchez se haya aliado «con los enemigos del PSOE y del país». Su diagnóstico es bastante claro. Con semejantes compañeros de viaje, solo se logra seguir en el poder cediendo a sus demandas. Por eso, en España «la democracia está gangrenada es el nacionalismo independentista, que ataca sus pilares como la monarquía parlamentaria, que ha funcionado y por ello, ha de defenderse». Aquí radica en su opinión una de las mayores dificultades, ya que al tratarse de un sistema que protege las libertades, tiende a consentir en demasía a sus enemigos, incluidos los populismos. Esa debilidad, que equipara a la que mostró el PSOE a la hora de intentar apartar a Sánchez por su autocracia, nos debe servir para constatar que «la democracia no es una fortaleza imbatible si se carcomen sus pilares» y corre peligro. No hay duda.
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