Por ello pensamos, aunque no lo podemos demostrar que, si hay la más mínima posibilidad de manipular los votos, los dos líderes políticos citados lo habrán intentado, o lo intentarán. Ellos son así, y experiencia tienen. No en vano su ídolo, el criminal Stalin, decía, “Los que votan no deciden nada. Los que cuentan los votos son los que deciden”. Y en España lo han intentado y conseguido varias veces. Repásese la historia.
Solo les interesa tener el poder; lo que sea de los ciudadanos, de España entera, respetar las leyes, les da igual. Tanto es así que, hace unos veinte días, más de 2500 jueces se dirigieron a la Comisión Europea advirtiéndole del gran riesgo de violar el Estado de Derecho en España. Yo diría que ya se ha violado muchas veces. Ejemplo: Entre otros muchos, el cese del coronel Pérez de los Cobos (Lo ha dicho la Audiencia Nacional).
Cuando se infringe la ley defendiendo una ideología, obviamente, es un delito, pero puede tener algún atenuante, sin embargo, Pedro y Pablo no hacen lo que hacen por ideología alguna, lo hacen solo en su propio beneficio, para tener poder, y desde el poder robar.
Se ha publicado que Iglesias ha multiplicado por seis su patrimonio desde que está en política. No sé si ha robado, pero la política le ha sido muy rentable. Claro, le pagamos grandes sueldos y, además, hasta la niñera; todo ello solo por fomentar el odio entre españoles, pues desde que entró en política, es lo que ha hecho. Ha enrarecido y emponzoñado el ambiente, en España, hasta límites insospechados, como todo lo que toca.
De Sánchez no conocemos por cuanto se ha multiplicado su patrimonio, pero si sabemos que ha colocado a dedo a infinidad de familiares y amigos, en puestos de la administración pública, muchos de ellos innecesarios, creados solo para regalarles un sueldo, y eso es ROBAR, eso es corrupción, exactamente igual que la corrupción de los EREs u otro tipo de corrupción.
No sé si PP y VOX pueden hacer algo y lo están haciendo, para que se aclaren las denuncias de manipulación de votos por correo, e impedir el temido pucherazo, pero si no andan listos, pueden llevarse una desagradable sorpresa.
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