Un toro puede salir por toriles de mil maneras, pero lo que no puede ser es que ese toro aludido salga muerto desde chiqueros que, en esencia, es lo que pasó en Córdoba y en tres mil sitios más. ¿Cómo sería la cosa que los revisteros oficialistas todos han puesto el grito en el cielo al albur de la lidia de los animalitos muertos de Juan Pedro? Pero no era el caso de ayer porque, hace pocos días, en Vistalegre ocurrió algo parecido que, para nuestra desdicha sí fuimos testigos de la sinrazón por la lidia de unos animales muertos en vida.
Juan Pedro debe hacerse un planteamiento serio ante el ganado que está criando que, en honor a la verdad, para no hacer más el ridículo, lo lógico es que sacrificara toda su camada y se dedicara a la cría del cerdo ibérico que en realidad sí es un producto de categoría que, además de ello le aporta mucho dinero.
Ya en su momento, su señor padre dijo que anhelaba criar un toro “artista” y, al final, el tiro les ha salido por la culata. Está muy bien eso de criar un animalito para el deleite de las figuras en cuanto a clase y bondad y sin peligro alguno pero, se les ha ido la mano y de aquellos legendarios toros solo queda una triste parodia que, al final, ni el propio Morante querrá dichos toros porque entiende que, ni esa bondad que les caracteriza sirve para el triunfo porque, un toro puede ser muy bueno pero, si sale muerto de los corrales el funeral está servido.
Nadie podrá negar la bravura que en su momento tenían dichos toros, la prueba es que se trata de una ganadería histórica. Yo vi cómo Enrique Ponce indultaba al toro Comendador en Alicante y, aquello fue un prodigio de bravura al más alto nivel, el problema es que, respecto a dicha ganadería estamos hablando en pasado, es decir, lo que ha supuesto la vacada en tiempos pasados pero, la realidad, la que Juan Pedro viene arrastrando desde hace ya varios años es de una tristeza sin paliativos.
Ni que decir tiene que, tantos fracasos por doquier en el haber de Juan Pedro, eso le ha hecho mucho daño a la fiesta. No se trata de un hecho puntual de que unos toros se hayan caído o no hayan tenido fuerzas; es un mal endémico el que sufre esta ganadería que, sin duda alguna, Juan Pedro tendrá un disgusto de muerte porque nadie está preparado pasa saborear el fracaso pero, de igual modo, el que selecciona es él, nunca los aficionados que pagamos una entrada para ver a los toros moribundos.
Será el ganadero el que decida sobre el futuro de sus toros. Cualquiera, en su lugar se plantearía tomar muchas decisiones que, con toda seguridad serán muy dolorosas, pero de igual modo inevitables. Lo que sí es muy cierto es que no puede salir al ruedo ningún toro más con semejantes condiciones morfológicas puesto que, los toros de Juan Pedro, al igual que otros de sus compañeros, entre todos se han cargado la fiesta. Los toros y, sin duda, los toreros cómplices de la parodia antes descrita.
En la imagen, Finito de Córdoba, el artista más “longevo” de la actualidad, ante los burros de Juan Pedro en Córdoba, solo pudo desgranar un ramillete de verónicas inolvidables.
No hay comentarios:
Publicar un comentario