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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

domingo, 9 de julio de 2023

ES HORA DE MADURAR / por Ignacio Miranda


"...Las fuerzas del orden garantizan nuestra seguridad y nuestras libertades. Son grandes profesionales a menudo con pocos medios. No olvidemos esta realidad frente al carácter infantiloide de una sociedad con un creciente número de personas que no asume responsabilidades por sus actos ni conoce el imperio de la ley. Con los de uniforme no se juega. Es hora de madurar..."

ES HORA DE MADURAR

Ignacio Miranda
Dice Pilar Rahola que «la corrección política ha pasado de ser una pedagogía de la tolerancia a ser una losa que cae encima de la libertad de pensamiento y de opinión. Es una lacra que distorsiona la lente con la que miramos la realidad, y también distorsiona la información». Pues, por primera vez, comparto el parecer de la periodista catalana, más aún después de los graves disturbios de Francia que arrojan un balance aterrador: centenares de comercios saqueados, unas 300 oficinas bancarias destruidas, ataques a ayuntamientos, comisarías y otros edificios públicos y más de 3.000 vehículos incendiados, con daños por valor de unos mil millones de euros. Un reguero de violencia que ha conllevado la detención de unas 2.000 personas, tras la muerte de un joven de 17 años de origen magrebí por disparos de la policía tras saltarse con su vehículo, que conducía sin carné, un control a las afueras de París.

Desde 2017, la legislación gala permite a los cuerpos de seguridad emplear sus armas de fuego contra conductores de vehículos que no se detengan en un control o pongan en riesgo a los agentes. El pasado año murieron trece personas por este motivo, con aceradas críticas contra la policía por su brutalidad. Ahora, el agente ha sido acusado de homicidio voluntario. Al margen de la proporcionalidad de la reacción, conviene ahondar en el comportamiento irreflexivo de un adolescente que no atiende una orden clara de la autoridad, y a partir de ahí se desata la tragedia. No confundamos la rebeldía de la juventud con este tipo comportamientos, entre la acracia y la provocación, de críos consentidos que van de hombres, se niegan a aceptar las consecuencias de sus errores y se pasan las normas por el mismísimo forro.

El monopolio del uso de la fuerza por parte del estado es la base de cualquier organización social. Toda claudicación del poder a la hora del mantener el orden público y la legalidad democrática, a raíz de lo sucedido, no hace sino dar alas a los subversivos. Muchos ciudadanos lo pasan mal, sufren la exclusión y la crisis, y no van por ahí saltándose controles policiales ni asaltando bancos. 
Tenemos alrededor infinidad de compatriotas en paro que no tomaron una decisión tan drástica como la de Pedro, un padre de familia que el jueves, en Burgos, perpetró un atraco en un banco de su barrio y, al huir con el botín, fue interceptado por una patrulla policial. Tras encañonar con su arma -de verdad o de fogueo- a los agentes, le dispararon y falleció poco después.

Las fuerzas del orden garantizan nuestra seguridad y nuestras libertades. Son grandes profesionales a menudo con pocos medios. No olvidemos esta realidad frente al carácter infantiloide de una sociedad con un creciente número de personas que no asume responsabilidades por sus actos ni conoce el imperio de la ley. Con los de uniforme no se juega. Es hora de madurar.

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