"...Con el diestro madrileño se ha roto una añeja tradición taurina, según la cual un éxito extraordinario en San Isidro garantizaba una abultada agenda de contratos..."
Fernando Adrián, triunfador en Las Ventas, ausente de las ferias, un torero paciente y confiado.
Por Antonio Lorca
Pregunta. ¿Es usted paciente?
Respuesta. Sí, creo que puedo considerarme una persona sosegada y tranquila.
P. Se lo digo porque la situación de paro forzoso en la que se encuentra tras salir dos veces a hombros por la Puerta Grande de Las Ventas exige una buena dosis de entereza.
R. Paciencia y serenidad, sí, pero, independientemente de cómo está la profesión, hay que ser consciente de que las ferias de este año se han confeccionado muy pronto. Esa es una realidad que me afecta después de los triunfos en Madrid, pero sí creo que las empresas quieren contar conmigo.
Fernando Adrián (Torres de la Alameda, Madrid, 1992) ha sido el ‘torero revelación’ de la pasada Feria de San Isidro. El 31 de mayo cortó dos orejas a los toros de Santiago Domecq, lo que le permitió entrar en el cartel de triunfadores de la Corrida de la Beneficencia, junto a Emilio de Justo y Sebastián Castella; y en esa ocasión, el 17 de junio, volvió a sorprender con la segunda puerta grande en menos de veinte días. Dos tardes de gloria para quien estaba hecho al olvido, dos serios aldabonazos para cambiar una carrera, para que el teléfono comunicara constantemente y a la agenda le faltaran páginas para apuntar fechas cerradas en todas las ferias.
Pero, no. Con este torero se ha roto una añeja tradición taurina, esa que certifica que un triunfo extraordinario en San Isidro despejaba una carrera y garantizaba 30 o 40 contratos…
“…O más, pero esta es una carrera larga”, comenta Adrián. “Estaré este año en algunas ferias, más grandes o más pequeñas, pero debo estar agradecido porque sigo toreando y creciendo como torero, y estoy convencido de que el próximo año viviré una temporada decisiva para mí”.
P. Hace poco, dijo usted que prefiere no correr y hacer las cosas bien.
R. Así es. En estas circunstancias es mejor tener la cabeza fría para no cometer errores de los que te puedas arrepentir. Por eso, creo que las decisiones hay que tomarlas despacio y con paciencia. En consecuencia, este año torearé donde tenga que torear, y el próximo, si Dios quiere, estaré en muchas ferias.
Fernando Adrián cuenta que su abuelo paterno fue novillero, pero, al margen de lo que pueda llevar en la sangre, conoció el mundo del toro en las capeas y encierros de su pueblo, y, después, se hizo torero en la escuela taurina de El Juli (Arganda del Rey), en la que ingresó cuando solo era un adolescente.
“Ahí fue donde me hice hombre y torero; entré con 15 años y me ayudaron hasta que tomé la alternativa; esa larga etapa fue fundamental para mi carrera como profesional”.
Adrián recuerda su exitosa campaña como novillero, durante la que se anunció en las principales ferias y salió a hombros de la Monumental de Barcelona, entre otras plazas.
Y el 15 de junio de 2013 tomó la alternativa en Ávila…
“Me hice matador de toros y comprendí que era casi imposible seguir adelante”, afirma Adrián. “Ahí comenzó la lucha que me ha permitido estar donde estoy ahora”, añade.
P. Pero desde junio de 2013 hasta el otoño de 2021, cuando forma parte de la Copa Chenel, pasa mucho tiempo…
R. Sí, muchos meses, muchos días y muchas horas dándole vueltas a la cabeza. Pasas momentos muy duros y llegas a plantearte si sirves o no para esta profesión. Pero, felizmente, he podido comprobar que la fe en sí mismo y entrenar a diario te puede permitir alcanzar la meta soñada.
P. Durante esa travesía de 8 años toreó usted muy poco.
R. Toreaba muy poco y tuve que trabajar en negocios de mi familia para seguir adelante, pero nunca dejé de entrenar.
Cuando Fernando Adrián apareció en los carteles de la Copa Chenel de 2021 era un completo desconocido. Fue el triunfador del certamen, lo que le permitió confirmar la alternativa en la Feria de San Isidro del año siguiente junto a Manzanares y Roca Rey, pero no le acompañó la suerte.
“Debo dar las gracias a la Comunidad de Madrid y a la Fundación Toro de Lidia por la organización de la Copa Chenel que me ha permitido a mí y a otros toreros situarnos en el camino correcto”, afirma el torero. “Este certamen es un marco muy real de cómo se debería plantear la profesión: que siga toreando el que se lo gane en la plaza. A mí me ha dado la vida”.
P. Por cierto, la corrida de la Beneficencia del 17 de junio era la cuarta de su temporada. ¿Cuándo vuelve a vestirse de luces?
R. Maximino Pérez es mi nuevo apoderado, y ese es un asunto en el que no me inmiscuyo, porque lo que yo necesitaba era un profesional como él para que pueda dedicarme a entrenar y estar preparado cuando me llame. Necesito esa tranquilidad que para un torero es fundamental: saber que tienes a tu lado una persona que te defiende y te va a cuidar como mereces.
P. Pero no ha respondido a la pregunta…
R. Sé que vuelvo a vestirme de luces a mediados de agosto, pero no sé ni la fecha ni el lugar.
P. A pesar de todo, el futuro lo vislumbra con esperanza…
R. Sin duda; lo veo muy bien si tengo en cuenta de dónde vengo. Debo estar muy agradecido, y si pensara lo contrario me equivocaría. Claro que me gustaría figurar en todas las ferias en las que no aparezco, y estoy seguro de que el año que viene estaré en todas ellas.
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