la suerte suprema

la suerte suprema
Pepe Bienvenida / La suerte suprema

sábado, 22 de julio de 2023

¿A quién le exige la crítica? / por Pla Ventura

"...Está claro que, si en la actualidad tuviéramos media docena de aquellos críticos de los años ochenta, más de una figura sabría lo que vale un peine. Pero no, todo ha derivado en una absoluta comodidad para los diestros con la complacencia de todo el mundo para exonerarles de toda culpa. Queramos o todo lo contrario así está montada esta farsa en la que, los “críticos” por aquello de saborear el glamur que disfrutan por estar cerca de las figuras, les importa un rábano si los toros tienen pitones, fuerzas, bravura o cualquier otra virtud que siempre definió al toro bravo..."

 ¿A quién le exige la crítica?

Pla Ventura
Toros de Lidia/20 julio, 2023
Los toreros figuras siempre tuvieron una mala relación con los críticos independientes puesto que, era a ellos a quien se les exigía. Recordemos que, en los años ochenta por poner un ejemplo, según los diestros, la crítica era feroz pero, a su vez, tenían sus motivos. Aquello ya pasó al olvido porque en la actualidad apenas quedan críticos de aquel renombre que, con su pluma le daban caché a un espectáculo que, en realidad, debería ser puro por naturaleza. Desde siempre, el que ostentaba el mando hacía lo que le venía en gana y, para eso estaba la crítica, para explicarle al aficionado todas las tropelías que entre bambalinas se cometían.

Hace unos días el maestro Paco Ojeda rememoraba aquellos años en que, en calidad de figura se encontró con una crítica despiadada –según él- que eran capaces de pararle los pies a todo aquel que se burlara del aficionado. Claro que, lo que se olvidó a Ojeda decir fue lo más importante, que todo el mundo le aplaudió aquella tarde agosteña en Madrid cuando enfrentándose a un toro de verdad supo triunfar y, lo que es mejor, jugarse la vida sin trampa ni cartón. De igual modo se le trató aquel mismo año cuando se enfrentó a seis toros en Sevilla un doce de octubre y, las críticas fueron todas favorables cantando y contando el triunfo del sanluqueño.

¿Qué estoy diciendo? Está clarísimo. Ningún crítico, por despiadado que se le considerase trató mal a ningún torero humilde porque jamás ha habido razones para ello, Paco Ojeda, en aquellos inicios de su carrera es el ejemplo de lo que digo. Luego, claro, llegan a la cima y vienen todos los problemas porque no arriesgan como cuando empezaron, no matan los mismos toros y, la sarta de triquiñuelas es inmensa. De no ser por la crítica, ¿quién defiende al aficionado que pasa por taquilla? Porque la crítica no está para destruir como muchos idiotas piensan, está para redimir a los aficionados para que, en el peor de los casos, sepan discernir en qué se emplea y de qué manera el dinero que pagan por taquilla.

En plena feria de Valencia leímos el siguiente titular por parte de Vicente Sobrino. “Llegan las figuras, aparece el medio toro” Esa es una verdad incuestionable pero, claro, los protagonistas no lo quieren entender y mucho menos admitir. Cuando de verdad aparece el toro, nadie tiene la osadía de menospreciar a ese hombre que se está jugando la vida, estará mejor o peor, pero si el toro es auténtico, el diestro ya es merecedor del máximo respeto. Adrián de Torres es un ejemplo de hace unas fechas en Madrid cuando se jugó la vida de una forma clamorosa, al igual que Espada, Jiménez, Molina y otros más. ¿Les puso alguien algún pero? ¡Nadie, absolutamente nadie!

En la actualidad que tenemos tres mil críticos, salvo Antonio Lorca –y un reducido grupo de informadores- que desde su tribuna de El País es capaz de seguir velando por los intereses del aficionado, la práctica totalidad de los demás reman a favor de las figuras y, si hay que criticar algo, será siempre el toro el culpable del desaguisado. Al respecto de todo lo que digo siempre hay un dato tremendamente objetivo que me da la razón en todo aquello que apostillo. ¿Cuántos toreros de los que mandan y organizan las ferias cayeron heridos el año pasado y en el actual? Ni uno solo. ¿Y los desposeídos de la fortuna porque no pueden elegir ganaderías ni nada por el estilo? A montones.

Está claro que, si en la actualidad tuviéramos media docena de aquellos críticos de los años ochenta, más de una figura sabría lo que vale un peine. Pero no, todo ha derivado en una absoluta comodidad para los diestros con la complacencia de todo el mundo para exonerarles de toda culpa. Queramos o todo lo contrario así está montada esta farsa en la que, los “críticos” por aquello de saborear el glamur que disfrutan por estar cerca de las figuras, les importa un rábano si los toros tienen pitones, fuerzas, bravura o cualquier otra virtud que siempre definió al toro bravo y, a sus aguerridos lidiadores puesto que, en aquellos años a los que aludo, cualquier figura podía “presumir” de llevar en el cuerpo treinta cornadas. Igualito que ahora ¿verdad?

--En la imagen vemos a Javier Villán, Pedro Mari Azofra y Joaquín Vidal, que ya no está entre nosotros pero que, nadie hemos podido olvidar. 

1 comentario:

  1. Mi más sincera felicitación al autor del artículo. Ya es hora de llamar a las cosas por su nombre. Con esta actitud, y esta sinceridad, al menos sabríamos a qué atenernos.

    ResponderEliminar