El relato, crónica o crítica de la corrida queda supeditado, por tanto, a lo que dieron de si los toros. De sí, o de no, convendría aclarar.
Toros a priori preparados a modo para el triunfo, aunque en casos así no siempre salen las cosas como se pretenden. Y de hecho sólo a Roca Rey le vinieron a la medida para escenificar su habitual película de toreo de formas impresionistas, lo que se diría de impresiones apabullantes. Y puesto que se trataba de la plaza de Pamplona, escenario que presta un proverbial ambiente conforme se logra "incendiar" la parte del sol donde las peñas tratan de ver su particular corrida, aquello fue la explosión del ruido total.
Lo que verdaderamente enganchó a la jarana, los tramos finales de faena. A base de cortar el viaje a los toros Roca llega a pararlos, para apropiarse así de sus terrenos. Y ahí, el parón, o arrimón, como se quiera decir y significar. Pases p'allá y p'acá, quieto el hombre como un poste; en línea o circulares; por delante o desde atrás, con abundancia de "ochos" en los que el animal pasaba para ir, girar y volver en un espacio mínimo, obviamente rozándole los alamares. La gente, sin distinción de sombra o sol, extasiada. Pamplona en su mejor versión
Para consumar tanto frenesí, la firma de la espada, certera puesto que aquí es determinante matar rápido. No hubo más que dos orejas en uno y otra en el siguiente. A ver quién da más.
"Morante", que viene resintiéndose de alguna dolencia oculta, estuvo en lo que pudo, los detalles de torería tan consustanciales en él, no obstante, sin avanzar ni suficiente para armar faenas.
Y Talavante, tan lejos de lo que fue y prometió en sus mejores tiempos, se ofusca ahora buscando triunfos a cualquier precio, hasta echándose de rodillas. Parecía que se lo iban a tener en cuenta, pero la señora presidenta cortó la alegría por lo sano.
FICHA DEL FESTEJO.-
Toros de Núñez del Cuvillo, con presencia y esencia muy por debajo de lo que se lleva en esta feria. Corrida escasa de cornamenta y de poca raza. Toros nada aparentes y sin fondo de bravura, de pocas fuerzas y a menos, hasta terminar apagándose.
"Morante de la Puebla": pinchazo hondo y estocada caída (silencio); y pinchazo y media (aviso y silencio).
Alejandro Talavante: pinchazo, estocada y descabello (silencio); y estocada (vuelta tras petición).
Roca Rey: aviso antes de una buena estocada (dos orejas); y estocada corta (oreja con petición de la segunda).
En cuadrillas, destacó la buena brega de Antonio Chacón en el tercero).
Lleno con cartel de "no hay billetes".
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